sábado, 16 de diciembre de 2006

Rol de cafres, 5 (petardos)


Que estas fiestas son bulliciosas, es cosa cierta. Que los españoles somos gente ruidosa, también. Que el estruendo de petardos es algo de toda la vida, incuestionable. Pero me parece que se están pasando.

Si ustedes no son sordos (o, por decirlo al modo políticamente correcto al uso, deficientes auditivos), habrán sufrido en sus carnes estos petardos de hogaño que, más que tales, parecen bombas de mano. A juzgar por el estruendo deber de ir provistos de una buena morterada de pólvora.

Seguro que deben ser peligrosos. Sería conveniente tomar medidas, antes de tener que lamentar algún accidente. Yo he sido testigo de un caso; no es que la explosión hiciese daño a algún transeúnte. Es que el peatón pudo romper la cara del niñato que le tiró el petardo a los pies. Por tablas se libró, y por la cosa de que la juventud es más ágil.

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