sábado, 23 de diciembre de 2006

La vida sigue igual

Descartada la revolución pendiente de nuestras vidas, generalmente sujeta a que los niños de San Ildefonso canten nuestro número, la cosa sigue como estaba. Cada día, con su afán; los proyectos realizables, pendientes; los otros, aplazados hasta el 22 de diciembre próximo. Dejaremos la prosopopeya para los poetas, los iluminados y algunos políticos, y nos dedicaremos a seguir viviendo.

Ni con calvo, ni sin calvo. Esto no tiene remedio. Menos mal que la cosa de la lotería la miramos con bastante escepticismo y la depresión que nos produce el no vernos en posesión del puñetero y huidizo cuerno de la abundancia es leve y pasajera.

Veremos entonces cuánto da de sí el próximo año. En buena medida, eso dependerá de nosotros. Bueno será que nos apliquemos en nuestros objetivos de verdad. Esos que no sueñan con azares ni, felizmente, necesitan de terceros (cosa rara, por lo demás), sino de nuestra disposición de ánimo.

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