miércoles, 27 de diciembre de 2017

En el Museo de Villafranca de los Barros

He tenido hoy un doble placer: conocer el museo de Villafranca de los Barros, mi ciudad natal, y volver a saludar después de años a su director, mi amigo Antonio Asuar.
No conocía, mea culpa, el museo instalado en lo que fue Ayuntamiento de la localidad. De modo que entré con expectación y salí encantado. Han realizado una espectacular reforma de la casona del siglo XVIII, y han dotado de un contenido de alto interés a las salas, en las que se recorre desde la prehistoria hasta la Villafranca contemporánea, siempre con unos muy afortunados criterios expositivos y usando medios que impactan y llaman la atención del visitante. Les invito a que hagan una visita (que, además, es gratuita) a esta institución que responde a la categoría de Villafranca como ciudad en marcha.
Más información: www.museovillafranca.es

Las bicicletas de ahora poco tienen que ver con esta.
Elementos de un taller de bordadoras: los bordados villafranqueses gozan de merecido prestigio
El siglo XX: dentistas, impresores, oficinistas... ¡Cuánto hemos cambiado! En la sala, además, ponen una interesante proyección que repasa etapas de nuestra historia durante esos cien años.

La exposición de automóviles es excepcional. Aquí les pongo una moto Guzzi, las del cambio en el depósito, como la que usaba D. Ambrosio, el practicante que aparece en mi novela "Cuentas saldadas"

lunes, 25 de diciembre de 2017

Sexagenarios Mortadelo y Filemón

Cuando el chicle venía con cromos
En noviembre se celebró el 60.º aniversario de los imprescindibles personajes de Francisco Ibáñez que atienden a los nombres de Mortadelo y Filemón. Para quienes nos iniciamos en la lectura desde el tebeo (en cualesquiera de sus cabeceras, incluida la que da origen a la denominación) esos disparatados detectives son una fuente inagotable de diversión. Su creador, el estajanovista Ibáñez, es sencillamente genial.
Pues hete aquí que hojeando un veterano libro aparece entre sus páginas un cromo del chicle Dunkin, perfectamente conservado. Me agrada la sorpresa, que me retrotrae a los tiempos de la niñez cuando el chicle y las tabletas de chocolate traían cromos. Y, de añadidura, aprovecho para rendir un modesto homenaje a Ibáñez, que supo crear desternillantes personajes, muy especialmente los dos calvorotas de la TIA.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Feliz Navidad

Adoración de los pastores. Zurbarán. Museo de Pintura y Escultura. Grenoble

Les deseo una muy feliz Navidad y que el próximo año les resulte venturoso.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Tantas cosas derruidas


Me doy de bruces con una fotografía del diario Hoy, que tomé cuando hojeaba/ojeaba en la hemeroteca (de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz), con motivo de mi investigación sobre el hospital de Zafra. Reproduce una página sobre la empresa de Villafranca Vinícola del Oeste, S. A. Allí empezó mi vida laboral en 1980. Hace unos meses pasé por donde estuvo ubicada, y tras un muro sólo quedaba un enorme solar: todo había sido demolido. Con alguna nostalgia me vinieron a las mientes aquellos versos de Quevedo: "Miré los muros de la patria mía, / si un tiempo fuertes ya desmoronados (...)" ¡Uf!

Nota: no fotografié bien la página por lo que no aparece la fecha del ejemplar. De los años setenta, seguro.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Vuelta y vuelta, primer programa


Hoy se ha emitido la primera edición de mi programa "Vuelta y vuelta" en Radio Emisur, la emisora municipal de Zafra.
Para quienes estén interesados y no hayan podido escucharlo, intentaré ponerles algún enlace y colgaré una transcripción aproximada en mi web.
Si desean hacer algún comentario sobre el programa: vueltayvueltaoyentes@gmail.com.
La música que se ha escuchado:
Sintonía: "Like a Virgin", de Richard Cheese.
Primera pausa: "It must have been love", de Roxette.
Segunda pausa: "Feliz Navidad", de José Feliciano.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Vuelta y vuelta

En Radio Emisur, la emisora municipal de Zafra, me han ofrecido un programa. Y como no tengo remedio y me entusiasma lo relacionado con los medios de comunicación, he aceptado. Eso sí, sólo compareceré ante los oyentes cada quince días y por veinte minutos. No dispongo del tiempo necesario para más.
Ofreceré a los oyentes comentarios sobre cuestiones de actualidad, como vengo haciendo desde hace años en la prensa local y regional. El programa llevará por título "Vuelta y vuelta": el comentario y análisis al estilo de la carne poco hecha; no hay que entrar en excesivas profundidades porque no hay tiempo y porque el opinante no es una enciclopedia, pero con algo de criterio se puede intentar hablar sobre muchas cosas. De modo que con ese espíritu empezaremos, Dios mediante, en los primeros días de diciembre.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Algo sobre el cava, de hace ¡12 años!

Dice el presidente de la Cofradía del Cava, Pere Bonet, y dice muy bien, al referirse al boicot que algunos predican contra este y otros productos catalanes, que comporta un doble daño: económico y moral. El económico es evidente, y del moral afirma  que ataca directamente al esfuerzo, porque detrás de las botellas hay muchos años de trabajo, necesarios para conseguir un producto que es líder mundial. Así lo leo en ABC.

Digo yo que lo mismo le pasa a España como nación. ¿No? Algunos la boicotean sin reparar en daños. ¡Cuánto esfuerzo, cuántos siglos, cuánta Historia, cuánta sangre! No se hizo nuestra actual democracia en dos días. Ni nuestro declinante prestigio internacional*. España, como el liderazgo del cava, se forjó con el interés y el esfuerzo de muchos.


Seguro que el problema del cava catalán tiene solución. Fórmulas habrá en el mercado. Pero, ¿qué pasa con España? ¿Cuánto tardará en reponerse, si es que lo consigue, del boicoteo de los separatistas y del desprestigio internacional, fruto de la peor política exterior posible?

* (Lo publiqué el 29 de octubre de 2005)

viernes, 3 de noviembre de 2017



Si la demagogia se vendiera al peso, el número de multimillonarios españoles se dispararía.

sábado, 28 de octubre de 2017

Ahora, Constitución

Gabriel Cisneros me dedicó mi viejo ejemplar de la Constitución: uno de los cientos de miles que se distribuyeron en 1978.


Toca Constitución. Y sanseacabó.
Recuerdo con mucho cariño una velada de diciembre de 2003, no puedo precisar ahora el día exacto, en la que uno de los padres de nuestro texto fundamental, Gabriel Cisneros, acudió a mi invitación para dar una charla con motivo del XXV aniversario de la Carta Magna. Entonces un servidor era presidente comarcal del Partido Popular, y como tal organicé el acto. Pero no había ni un solo símbolo de partido, y a la charla acudieron gentes de toda ideología. Entendí que todos debíamos caber en la celebración del hito fundacional de nuestra democracia.
Se habla mucho de modificar la Constitución, algo tengo dicho sobre eso, y desde luego voces muy autorizadas se han pronunciado. El jueves pasado, en la conferencia del Foro, Nicolás Redondo Terreros planteaba la cuestión: ¿qué artículos hay que modificar? La verdad es que pocos concretan. Y, sobre todo, está el riesgo de no alcanzar consensos como para que siga siendo un texto de todos, no de partido.
Sea como sea, en esta hora grave de España toca, lisa y llanamente, Constitución.



martes, 24 de octubre de 2017

Algunas dudas

Supongamos que el Gobierno de la Generalidad recula. Que convoca elecciones autonómicas. Que estas se llevan a efecto siguiendo hasta el último epígrafe de las leyes en vigor. Pero... ¿Y si el panorama no cambia y se mantiene una composición de la Cámara similar a la actual?
¿Y si convencen al Gobierno (o el Gobierno se convence solo) de que al convocar elecciones no hace falta aplicar el artículo 155? ¿Quién puede garantizar que vuelve la lealtad a las instituciones catalanas?
¿Y si, como es de esperar en un Estado de derecho, la justicia continúa su camino, y adopta medidas que desagradan al separatismo?
¿Y si las CUP y las asociaciones subvencionadas para el separatismo deciden que las calles son suyas?
¿Y si no se frena de una vez la sedición, cuánto tardaría en reaparecer, animada ante la tolerancia?
Son muchas las posibles preguntas. No tengo las respuestas, desde luego. Pero intuyo que amagar y no dar poco arregla; dicho sea, no faltaría más, bajo todas las presunciones, todas las garantías y el absoluto respeto a la ley.
Ojalá las dudas no se transformen en perplejidad, y esta en desesperación. Dios quiera que los separatistas, que han pasado de fabianos a francamente beligerantes, no nos engañen.

sábado, 21 de octubre de 2017

Presentación de "Cuentas saldadas"

Félix Ortiz, Juan C. Fernández, Eduardo Moga y Estrella Claver

El jueves 19 de octubre presentamos en la Biblioteca Municipal mi novela "Cuentas saldadas". Fue un honor para mí contar con la presencia de Estrella Claver, la bibliotecaria municipal; de Félix Ortiz, compañero del instituto y de Eduardo Moga, director de la Editora Regional de Extremadura. Y, por supuesto, estoy muy agradecido al público asistente. Me satisfizo especialmente comprobar que entre los asistentes (nos conocemos todos) había personas de todo el espectro ideológico. Quiero también expresar mi gratitud a las autoridades municipales (del Gobierno y de la oposición), encabezadas por el alcalde, por haber acudido al acto.

Estrella Claver, que organizó el acto magníficamente, tuvo el detalle de presentarlo y de hacer un repaso por mi trayectoria vital, basada en cierta medida en el compromiso ciudadano. Recordó mi participación asociativa desde bien joven, mi paso por la política, mi presidencia durante tres años del Centro de Iniciativas Turísticas y, desde su fundación hasta el momento, del Foro Zafrense. Y se refirió a mi gusto por la escritura, plasmado en algunos libros y en múltiples artículos de opinión y de investigación o divulgación.

Eduardo Moga, director de la Editora, afirmó la importancia de "Cuentas saldadas", novela histórica que presta atención especial a las urdimbres sociales y personales, sin caer en tópicos ni en formas de hacer frías y mecánicas, que sabe hacer descender la historia a cosas muy próximas a nosotros, lo que enriquece la perspectiva.
Sostuvo Moga que se percibe la condición de investigador del autor en el tratamiento que se da a los textos, en los que se percibe un efluvio de veracidad.
Señaló que se trata de una novela diacrónica, no estática, que engarza con el espíritu de los grandes relatos, de las sagas de tradición occidental, con ciertos ribetes épicos: una épica muy fundada en la intrahistoria de los personajes y de la lucha política. Esto, afirmó, es muy difícil de conseguir, requiere de un buen pulso narrativo. La arquitectura de la novela tiene que estar muy madurada para que se sostenga y a la vez sea sólida y fluyente.
Destacó la pulcritud en la forma con la que se articula la historia, con un estilo preciso y gran limpieza del arco narrativo, algo meritorio hoy en día, cuando algunas virtudes narrativas han decaído.
Es un libro en el que lo real y lo ficticio apelan a valores, es decir, a modelos que hacen que uno se encuentre de forma más limpia en la comunidad. Estos valores son la honradez y la verdad.
Configura "Cuentas saldadas", en fin, un gran fresco de nuestra sociedad y de nuestras transformaciones políticas. Pero también un trabajo de indagación en las conciencias individuales. Aseguró, para terminar, que la Editora se siente orgullosa de haber publicado este libro.

Félix Ortiz, profesor y secretario del IES Cristo del Rosario, sostuvo que la novela "se deja transitar ágilmente, se devora con delectación", avanzando el lector por estampas de acontecimientos históricos "minuciosamente dibujados" para hacerlos reconocibles y transmitir verosimilitud. Esto se ha hecho de tal modo que "en no pocas ocasiones (...) sus páginas (...) parecen beber directamente de la realidad. Es el caso de alusiones y descripciones de asuntos próximos o conocidos como la corrupción o el clientelismo, el abuso de poder, la evasión de divisas, la masonería, la Guerra civil, dictadura y represión, el desarrollismo y la especulación inmobiliaria o la transición; cuestiones también entreveradas con someros apuntes o verdaderas disertaciones acerca de la traición, la amistad, la justicia o la deshumanización de la vida urbana (...)"
En el trazo largo, añadió, "se vislumbra el mundo de las intrigas y ambiciones políticas o financieras y su selecta élite social, la inmoralidad en el poder, el dolor, las cicatrices de la guerra y del hambre, el caciquismo descarnado y perpetuado en dinastías de Facundos Linares (...)". En el trazo corto aparecen las grandezas y miserias de la condición humana: "traiciones y mentiras, odios, nepotismo y soberbia; valentía, inteligencia, sentido del deber o del honor; en fin, venganza y violencia."
Opina que "en el fondo de 'Cuentas saldadas' late el discurso sobre el tiempo y la memoria. Más específicamente, sobre las marcas que deja el tiempo, entendido como el trabajo de vivir."
Asimismo, sostuvo que "saldar cuentas nos remite, es verdad, a la justicia retributiva y concreta, pero también a un concepto casi cósmico de la existencia en el que todos los seres y sus actos están de algún modo interrelacionados, compensados, balanceados a través del tiempo."
Sobre la estructura del texto, dijo que "se desgrana en párrafos de una prosa transparente, limpiaz, concebida al servicio de la historia y hasta en cierta medida reflejo de su contexto e intención -Juan Carlos maneja con pericia mitos clásicos, latinismos, exprsiones y jerga administrativa o jurídica- al margen de ensayos o excentricidades formales que pudieran entorpecer su fluidez discursiva, para que el lector avance por la historia sin obstáculos innecesarios."
"Con todo -continúa- el autor no ha podido o no ha querido renunciar a cierto alarde formal en la estructura general de la obra. Me refiero al hecho de que el relato, en la secuencia de capítulos, no respete un orden de cronología lineal, sino que avance o retroceda a través de hilos narrativos complementarios que discurren en momentos distintos y se llaman unos a otros como un recuerdo evoca otro, en un constante juego de trenzar y destrenzar episodios del pasado reciente o remoto con otros del presente novelado. El autor de este modo, mostrando u ocultando, dosificando hábilmente la información para mantener la tensión argumental, obtiene un resultado que, si bien puede parecer algo desconcertante en un primer momento, a la postre, cuando encajan todas las piezas y el puzle se completa, termina siendo ciertamente subyugante."
Termina diciendo que cuando el lector, terminado el libro, contempla la contraportada, "volvería a recordar el viejo lema imperial Fiat iustitia, ruat caelum, 'hágase justicia y húndase el cielo' (...) quizá desviaría la mirada al techo y puede que sonriera cándidamente pensando -no sé- en hormas de zapatos, en cerdos por San Martín y, bueno, en... cuentas saldadas."

Otro momento del acto, durante la intervención del autor
Juan Carlos Fernández, tras agradecer la presentación de Estrella Claver, reconoció la importante labor de la Editora Regional, que hace posible que libros de autores que quizá no encajasen en el circuito comercial puedan ver la luz; a su director, Eduardo Moga, agradeció sus consejos durante el proceso de edición, que enriquecieron el texto. También dio las gracias a Félix Ortiz por sus palabras; explicó que había pensado en él para la presentación no por experto en Filología, sino por avezado lector.
Manifestó el temor que le surgió cuando el libro iba a ver la luz, porque en el tan vasto panorama editorial español "Cuentas saldadas" resultase un libro innecesario y fuese objeto de la advertencia de Ortega, que sostenía una de las obras de misericordia consistía en no publicar libros innecesarios; temor que se incrementa con lo que decía el machadiano Juan de Mairena: "De cada diez intentos de novelas, nueve son tonterías". Superó sus temores, en fin, por su afición de pertinaz escribidor.
Explicó también la mutación que había sufrido la novela, que pasó de ser concebida como "de romanos" a verse ambientada en la reciente historia de España; la pereza de tener que documentarse sobre la época romana, y la facilidad que tenía por tener ya investigado el período de los años del tardofranquismo y de la transición, le aconsejaron redefinir el texto, eso sí, siempre manteniendo la intencionalidad de la novela.
Justificó también su transición desde autor de artículos de opinión y de textos sobre la historia reciente a la de novelista: hay un punto de inflexión, la publicación de "Fuego amigo", a partir de la cual empieza a ver, como decía Blasco Ibáñez, la realidad "con ojos de novelista".
Dio cuenta del propósito de "Cuentas saldadas": una reflexión sobre el egoísmo desmedido, sobre cómo la sociedad biempensante fagocita al díscolo, aunque forme parte de ella misma... Ha aprovechado, también, sus páginas para reflexionar sobre algunas cuestiones que considera fundamentales, como la reconciliación.
Sobre los personajes, entiende que el lector pudiera encontrar algunas curiosas coincidencias con personas reales. Esto obedece a que cualquier autor configura a los protagonistas en base a retazos fácilmente identificables de gentes de la realidad. No conoce a nadie que haya creado un personaje puro, absolutamente ex novo.
Para concluir, se somete al veredicto de público y, comoquiera que en el libro no consta ninguna dedicatoria, la formula de viva voz:
"Dedicado a quienes vencieron dudas e inercias y trabajaron por la reconciliación. Y a cuantos entendieron el servicio público como servir, no como servirse."

Los participantes en la presentación, al final del acto.
A finalizar la presentación, el autor firmó ejemplares a los asistentes.

El autor firma libros al -felizmente- diverso público.




miércoles, 18 de octubre de 2017

Camiseta postulante



Lo publiqué en 2005. Lo creo de plena actualidad.

Durante décadas, las sudadas elásticas de los equipos de fútbol sólo llevaban el escudo del club y la numeración correspondiente al jugador. Después llegó la publicidad y se incorporó el nombre del futbolista en la espalda. Últimamente, también vemos a los patrocinadores en el calzón, con lo que el futbolista se ha convertido en una especie de rentabilísimo hombre anuncio. La actividad publicitaria encanta a los deportistas de la élite, que ven engrosadas sus cuentas corrientes promocionando productos de todo pelaje.

Pero, amables lectores, ahora ha surgido la camiseta reivindicativa. Leo con sorpresa, si es que algo nos puede sorprender ya, que el Barça quiere incorporar a la equipación de sus futbolistas un mensaje reivindicativo, algo así como “queremos el Estatuto”, en catalán, por supuesto. No teníamos bastante con esas pancartas que, escritas en inglés, colocan cuando les parece oportuno en su estadio freedom for Catalonia. Como hay que rizar el rizo, el centenario club desembarca en la reivindicación política.

No sé si este uso creará escuela, y el resto de los clubes españoles optará por el uso del deporte para ejercer el derecho de pataleo político. Pero, si así fuese, la asimetría maragalliana también se daría en el fútbol, porque el mensaje que propaguen los clubes grandes siempre tendrá mayor repercusión que el del Diter-Zafra, de 2ª B, por decir alguno.

¿Optarán los restantes equipos de España por el eslogan político? ¿Convertiremos los campos de fútbol en una reedición de los parlamentos, con parte de la hinchada coreando “¡Estatuto ya!” y la otra parte “¡Agua para Murcia!”? ¿Qué gritarán los ultras?

No es mi intención ser irrespetuoso, que esto del fútbol mueve muchas pasiones, pero desde que el presidente del Barcelona se quedó en calzoncillos en el aeropuerto, todo puede esperarse de quien no tiene el más mínimo pudor en comportarse tan extravagantemente. Lo que no sé, desde luego, es si las peñas barcelonistas repartidas por toda España estarán de acuerdo con las pretensiones de Laporta, ni si asimilarán de buen grado que el equipo de su corazón entre en política. Los futbolistas, según creo, no están muy de acuerdo, como podría esperarse.


En fin, ¿se imaginan un derby o como demonios llamen a estos partidos entre el Real Madrid y el Barcelona, en un Bernabéu atestado, con el ambiente ya caldeado de por sí, cuando los culés salgan al césped con sus camisetas reivindicativas? ¿Qué pasará cuando, en el partido de vuelta, lo haga el equipo merengue, con sus camisetas serigrafiadas, pongamos por caso, con el lema ¡Viva el artículo 2 de la Constitución!? ¿Se llenará el césped de cabezas de cochinillos? Cualquiera sabe.

Fotografía: elconfidencial.com

domingo, 15 de octubre de 2017

Boicoteos van y vienen





Extracto de un texto que publiqué en 2005, y que ahora creo de actualidad. Lo transcribo después de leer lo publicado en "Hoy", en la mañana de hoy, sobre el daño que el boicot a los productos catalanes puede ocasionar a la economía extremeña.

"No estoy de acuerdo con ningún tipo de campaña en contra de productos españoles, sean de donde sean, [...] yo preferiría que en las urnas se castigara a quienes con sus descabelladas políticas originan estas situaciones.

Pero cada vez se me hace más cuesta arriba defender esta postura, [...] Hoy mismo, un amigo que conoce mi postura, me ha abordado y me ha espetado, sin más preámbulos, que él no consume productos catalanes por tres motivos: primero porque así se le bajan los humos a los carodes y demás compañeros mártires; segundo, porque está indignado con lo que ha leído hoy en un periódico nacional, que afirma que la Generalidad de Cataluña viene multando a establecimientos que no rotulan en catalán; y tercer y principal motivo, porque le sale de donde ustedes imaginan.

Ante el tercer argumento, poca réplica cabe. Ante el primero, ya sabemos cómo están las cosas. Pero el segundo, el de las multas por no rotular en catalán, lo ignoraba un servidor. Así que, tras leer algo sobre el asunto, resulta que sí, que hay una legislación en vigor en tal materia.

Me estremece esta barbaridad. Siempre pensé que el poseer una lengua, como el catalán, en el patrimonio cultural de una región es algo absolutamente enriquecedor. Las lenguas son para comunicarse. Y si uno disfruta de la posibilidad de hacerlo en varios idiomas, me parece estupendo. Lo malo es cuando una lengua se utiliza como trinchera, como seña de identidad contra otros [...]

La lengua castellana, única sobre la que la Constitución Española predica la el derecho y deber de conocerla a todos los españoles, es un elemento milenario de comunicación común,[...] La norma debiera ser que cada cual se exprese como desee, sin incurrir en faltas de educación. Pero claro, el castellano es un elemento de cohesión nacional; por tanto, sobra. Como lo que hay que cohesionar es Cataluña, nación según algunos, hay que exigir  el uso del catalán. Y [...] aunque haya ley por medio, cuando esta pretende la inmersión lingüística, le falta la nota de legitimidad.

Sensu contrario, sería exigible, de oficio, la persecución de aquellos establecimientos en los que sólo se rotule en catalán, que seguro que los hay. Pero eso no cuenta. No se busca el bilingüismo, que no es mal invento, se busca la separación.

Poco ayudan estos procedimientos a la comprensión hacia Cataluña en el resto de España. Por esto, entiendo que el seny catalán debe manifestarse en forma de una sociedad civil que diga a sus representantes políticos que ya está bien de inventar problemas artificiales; que dejen de mirarse a sus ombligos y estén más pendientes del mal que pueden causar con sus políticas absurdas; que dejen de sembrar vientos.

Tal vez este sea el antídoto contra el mal de la disgregación fanática. No es nada razonable que un castellano, o manchego o extremeño, se sienta a disgusto en Cataluña. Como tampoco lo es el que un catalán tenga que ser mirado torvamente, o haya de sufrir comentarios ácidos en el resto de España. La convivencia sufre mucho.

Acabo con una anécdota. Créanla o no. Pero es absolutamente cierta. Hace unos días acudo a una conferencia sobre el Estatuto de Cataluña, organizada por personas contrarias a su reforma anticonstitucional; entre los asistentes, un matrimonio entabla conversación conmigo, y me dice que, como se alojan en el hotel donde se celebra el acto, han decidido entrar a escucharlo. Me pregunta el esposo si imagino a qué ha venido a mi tierra, a Extremadura. Sugiero que por hacer turismo. Me niega con la cabeza. A comprar cava, me aclara. Vaya, vaya. Cosas del boicot. Me confirma que él antes compraba en San Sadurní de Noya [...] Compraban bastante cantidad, que ahora se llevan de Almendralejo. No están de acuerdo con lo que está pasando en Cataluña.

¿Dónde está la anécdota, [...] La sorpresa es que el caballero, con semblante y tono de voz realmente triste, me confiesa: yo soy catalán [...]"

jueves, 12 de octubre de 2017

En el día de la Fiesta Nacional

foto: ABC.es

¡Viva España!
¡Viva el Rey!

Y en el día de su Patrona, ¡viva nuestra Guardia Civil!

miércoles, 11 de octubre de 2017

Presentación de mi novela "Cuentas saldadas"

El jueves, 19 de octubre, a las 20,30 horas y en la Biblioteca municipal, presentamos mi novela "Cuenta saldadas".
Intenvendrán: Eduardo Moga, director de la Editora Regional de Extremadura; Félix Ortiz, profesor el IES Cristo del Rosario y Juan Carlos Fernández, autor. El acto será presentado por Estrella Claver, directora de la Biblioteca.
La asistencia es libre y la Editora, a través de alguna librería local, pondrá ejemplares a la venta para que los asistentes que lo deseen puedan adquirirlos.

viernes, 6 de octubre de 2017

¡Cómo pasa el tiempo!

Otra curiosidad de las hemerotecas. Miren: Lluis Llach, cuando ni soñaría que llegaría a ser diputado de yuntspelsí, ni mucho menos que proclamaría la obediencia a una Hacienda catalana, posaba para la revista Lecturas en su número del 6 de septiembre de 1974.

Lecturas, 6-9-74

jueves, 5 de octubre de 2017

Codorniu en otros tiempos

Eran otros tiempos, sí señor. Tomo la fotografía del Ya del 6 de diciembre de 1964
¡Anda, anda, champaña de España en el mundo!


¡Jesús, qué marcas!

El año pasado les ponía algunas entradas en las que recogía algunas curiosas marcas de productos españoles. Les pongo un enlace a esas entradas
http://juancfernandez.blogspot.com.es/2016/09/que-nos-les-quepa-duda.html
Ahora, en un viaje en el que paro a visitar Hervás, encuentro otra no menos curiosa marca en un escaparate. Se trata de queso. Vean, vean.


lunes, 25 de septiembre de 2017

Nueva novela: "Cuentas saldadas"


La Editora Regional de Extremadura acaba de editar mi novela "Cuentas saldadas", que presentaremos próximamente en Zafra.  Por si les resulta interesante, les pongo aquí la sinopsis de la misma.


“Cuentas saldadas”. Novela
Sinopsis

La familia Linares controla Riogrande de los Montes desde hace décadas. Allí ejercen el poder económico, y también el político: padre e hijo, en épocas diferentes, ocupan la alcaldía; con sus influencias de todo tipo buscan el dominio sobre solares y terrenos, de los que acaparan los mejores de la localidad, y acrecientan su poder y su fortuna personal, que ya había experimentado un notable empujón en los tiempos del abuelo de la saga. Pero un gobernador civil indeciso y no poco timorato, y el cronista de la villa de Riogrande reciben informaciones que pueden comprometer el poder de los Linares. Y, ya en la primera década del siglo XXI, un concejal idealista e independiente recogerá el testigo de las pesquisas que, décadas antes, dieron lugar a una crisis sin precedentes en la familia de caciques.

Esta novela versa sobre el choque entre la codicia desmedida y el idealismo acobardado, en un marco social en el que se perdona todo al triunfador y se estigmatiza a quien osa transgredir ciertos límites. Pululan por sus capítulos –que se desarrollan entre los años sesenta del siglo pasado y los primeros del actual– personajes ambiciosos, idealistas, indecisos, pragmáticos, mutantes, traicioneros, cobardes… En la trama se entrecruzan pulsiones de poder con escrúpulos morales de creyentes en el régimen del general Franco que ven cómo los tiempos no corren en balde y que encuentran que sus principios topan con la realidad y, muy especialmente, con las obscenidades amparadas por el sistema. Este choque magno provocará una gran conmoción que tardará casi treinta años en terminar de resolverse, de la mano de un protagonista que se consideraba al margen de todos los conflictos pretéritos, hasta que el pasado le roza lo suficiente...



domingo, 24 de septiembre de 2017

¿Ni vencedores ni vencidos?


Leo en Hoy  la entrevista que hacen a Jordi Alberich, director general del Círculo de Economía de Cataluña. Me parece un hombre de buenas intenciones y, sin duda, es profundo conocedor de las circunstancias que concurren en Cataluña.
Le preguntan "¿cómo hemos llegado a esto?", y responde que ha influido mucho la crisis económica, que desestabiliza a la clase media y abona el separatismo. Pues seguro que será así. También medraron en la crisis los populismos. Añade el entrevistado que a ese factor se ha sumado la torpeza política de los gobiernos españoles. Concluye el Sr. Alberich que "hará falta una salida política en Cataluña, sin humillaciones, sin vencedores ni vencidos". Y lo pide encarecidamente.
Bueno. Pero del mismo modo que los populismos crecieron con la crisis porque ya existía un germen que, básicamente, venía achacando todos los males a la economía de mercado y a las democracias liberales y, en España, concretamente, consideraba y considera a la Transición como mera claudicación, en Cataluña hay otro germen de  desafección: la educación absolutamente manipulada; la difusión de la consigna por los medios de comunicación afectos a la causa.
Respecto de la torpeza política, se suele acusar al Partido Popular de haber recurrido el Estatuto de Cataluña ante el Constitucional. ¡Qué torpeza, oigan! Resulta que el TC echa para atrás el texto legal, es decir, que es inconstitucional, y encima quien lo recurre es torpe. ¿Debemos colegir por esa regla de tres que para garantizar la paz social hay que transigir con todo lo que un poder del Estado quiera legislar en contra del propio Estado?
El caso es que sí debe haber vencedores y vencidos. Quien reta al Estado de derecho, quien proclama que se saltará la ley, quien disponiendo de sus escaños por mor de un sistema constitucional del que emanan el poder que ha recibido decide saltarse a la torera el marco normativo, esto es, el marco de convivencia, no puede quedar impune.
Tiene que vencer el derecho, la ley. Quien la perturba tiene que ser sancionado. Y eso no tiene por qué suponer humillación alguna. Simplemente, quien opta por rebelarse (no lo diré en el sentido jurídico, sino en el coloquial) asume el riesgo y ventura de sus actos.
Quizá por mi convencimiento de que debe prevalecer la ley, me inquieta la última reflexión de Pedror Sánchez, que transcribo no a la letra, pero que viene a decir que Puigdemont quiere el referendo sin diálogo; que Rajoy quiere lo contrario y que él propone el referéndum con diálogo. Mi inquietud es grande porque, creo, no es momento de buscar el puntito ácido para arrear a Rajoy, sino para que todos arrimen el hombro para contener un desafío sin parangón. Me parece.



sábado, 23 de septiembre de 2017

En Facebook


Después renegar del feisbuc durante años, acabo de sucumbir a la modernidad y me he apuntado a ese superferolítico invento. El caso es que, tras haber conseguido, mal que bien, poner el marcha la cosa, leo con retraso el ABC del jueves, donde entrevistan a mi admirado Vargas Llosa. Me alegro  que el Nobel hispano-peruano admita que en sus últimas novelas ha escrito con más claridad, que "de joven, a veces tienes la idea, completamente falsa, de que la oscuridad es profundidad... ¡Mentira". Es cierto que algunas de sus novelas se hacen difíciles de leer.
Pero lo que me pone en guardia, hoy que soy facebuquero, o facebuquista, o facebuqueador, o como rayos se diga, es lo que dice poco después: "Si la literatura desaparece y es reemplezada por esa especie de caricatura del lenguaje que vemos en las redes sociales, corremos el riesgo de llegar a un mundo de monos." ¡Uf! Habrá que esforzarse en escribir lo menos mal posible en el nuevo medio.

viernes, 22 de septiembre de 2017

¿Se puede tener menos vergüenza?

El Gobierno ha decidido desplazar efectivos policiales a Cataluña, para "reforzar" a los mossos. Con independencia de si es un refuerzo o mayor control, que falta que hace, resulta que el consejero de la Generalidad Turull niega el carácter tumultuario de las manifestaciones de estos días, a las que califica de "pacíficas, alegres y cívicas".
No contento con eso, asegura que, en aquellas, "no hay un papel en el suelo, ni un cristal roto".


Pacífica


Alegre


Cívica

Me contengo. No utilizaré epítetos.



jueves, 14 de septiembre de 2017

Un garbeo por Cuenca



Vista del casco antiguo de Cuenca (todas las fotos de esta entrada son del autor)
Hacía unos treinta y cinco años que quien les escribe no visitaba Cuenca. En realidad, mi estancia en 1981 o 1982 fue por motivos de trabajo. Llegué por la tarde cansado,venía, creo recordar, de Ciudad Real, me alojé, cené, me retiré a mis aposentos (¡qué chulo queda decir esto!) en el hotel Torremangana y, ya por la mañana, hice las gestiones que tenía encomendadas y volví a Villafranca. De modo que no es que no recordara nada de Cuenca, es que en realidad no la conocía.
Pero, por estas cosas que pasan, y como por motivos familiares últimamente me desplazo con alguna frecuencia a Ciudad Real, decido darme un garbeo por tan bella y empinada ciudad.
No es fácil llegar, hay que transitar por las autovías A3 y A4, por la A40 y por algunas otras carreteras convencionales de cuya denominación no me acuerdo. Son alrededor de 270 kilómetros, pero se hacen con gusto, siempre es un placer ir de excursión.
Llegamos y, casualidades de la vida, casi a la entrada de la ciudad encuentro un aparcamiento subterráneo junto al hotel Torremangana, en el que me alojé en mi primera visita. Desde ahí al cogollo de la ciudad antigua se planta uno en 10 o 15 minutos caminando tranquilamente.


Torre Mangana
Paseamos junto al Júcar, atravesamos un parque, subimos unas empinadas escaleras, siempre con vistas espectaculares, callejeamos y damos en la plaza Mangana, donde se encuentra la torre del mismo nombre. De modo que mi curiosidad por el extraño nombre del hotel en el que antaño me alojé, el Torremangana, queda resuelta. En la foto tienen ustedes la torre.

Plaza Mayor y catedral
Sin ser espectacular, según creo, la plaza Mayor es bonita, colorida (fíjense las fachadas de las casas de la derecha), y con la catedral forma un conjunto agradable. A la entrada está el Ayuntamiento. Hay instalado un mercado medieval. En la plaza de la Merced han puesto atracciones que quieren copiar las que pudiera haber en una feria del medioevo. Me recuerda a una  similar, aunque más lograda, que vi en Foix (Francia), en los primeros años 90. En Cuenca, la animación y los tenderetes están en la plaza Mayor y en las calles y plazuelas aledañas.

Vista de la plaza Mayor, con el Ayuntamiento al fondo, sobre unos arcos.


Rascacielos
La publicidad turística dice que antes que en Manhattan, ya había "rascacielos" en Cuenca. Pues ahí tienen ustedes una curiosa foto.

Con los "rascacielos" al fondo
Aquí tienen a su seguro servidor posando para la posteridad con un magnífico fondo. Los "rascacielos" a la derecha.

Vista parcial de las casas colgadas
Desde luego, la imagen quizá más célebre de Cuenca es la de las casas colgadas. Espectaculares sobre el precipicio. Como el autor padece de vértigo, no puede ofrecerles una foto adecuada. Para eso disponen ustedes de estupendas postales y de webs documentadísimas.

Jesús con las alturas
Para fotografiar las casas colgadas debería haberme situado sobre el puente que se aprecia a la izquierda de la foto. Ni hablar.
Seguimos ruando y damos con una curiosidad. Miren la foto:

Calle de Guerra Campos
Monseñor Guerra Campos fue un obispo muy conservador, que se las tuvo tiesas con el cardenal Tarancón y que, parece ser, no era muy simpatizante de Pablo VI. Fue muy controvertido durante los años de la Transición y ocupó no pocas páginas de la prensa. Llegó a ser procurador en Cortes, y fue uno de los que votaron en contra de la Ley para la Reforma Política.
Que conste que no pongo la foto a modo de crítica o denuncia; si los conquenses quieren dedicarle una calle, bien está. Estarían contentos con su labor pastoral. Ni entro ni salgo. Pero me resultó curiosa la dedicatoria. 

En fin, que bajando del casco histórico nos damos con un original conjunto escultórico, que les expongo a continuación:

Músicos de metal
Y para terminar, un breve apunte gastronómico. Ya en el casco moderno comemos en uno de los concurridísimos mesones de la calle San Cosme. Buena comida, mal vino. El precio no es malo, pero en la carta tasan el menú un par de euros menos de lo que supone la cuenta real. Los camareros, simpáticos, pero alguno tiene alguna tendencia al pregón y, a voz en grito, mientras te atiende, alecciona al resto de los meseros para que atiendan a tal o cuan cliente. Lentos para cobrar. Tengo que ir yo a la barra para liquidar la cuenta. Pero, insisto, la comida, rica.


















lunes, 11 de septiembre de 2017

Otro 11 de septiembre

abc.es
Lo leo en El País el pasado día 2: tras el 11 de septiembre de 2001, "Walmart vendió 116.000 banderas nacionales ese día y, al siguiente, 250.000, cuando las ventas habituales estaban de 6.000 a 10.000 diarias".
Lo mismo que aquí, ¿verdad? Y sobre todo hoy, en Cataluña, donde ya no es que esté preterida la bandera nacional española, sino también la autonómica. Ahora la que mola es la estelada. 

jueves, 31 de agosto de 2017

Pausas en el camino (IV)

Impresionante Salamanca monumental

En Salamanca
Tomamos habitación en un modesto hotel de una estrella (Le Petit Hotel), que hace honor a su nombre. Sin embargo, está céntrico, a cinco minutos de la Plaza Mayor, tiene aire acondicionado y la habitación es cómoda.
Nada que resaltar del establecimiento cercano en el que comemos, uno más.
La cena la hicimos en uno de esos establecimientos muy orientados al turismo, en la calle Libreros. El menú está bien y no es caro. La terraza es agradable y entretenida. Pero... Falla el vino. No es que sea malo. Es que sólo te ponen una copa para toda la cena. De modo que, como el peregrino necesita algo más de condumio, que para eso lleva muchos kilómetros a pie, pide otra. En ningún momento pretende que se la regalen, si hay que pagarla, se paga. Punto. El camarero nos dice que la traerá... Pero no lo hace. No reclamo. En otras circunstancias lo habría hecho, pero quizá por el cansancio (por patear Salamanca no ha habido siesta, y a los kilómetros matutinos hemos sumado otros urbanos) me resigno y me conformo con una sola copa. Qué le vamos a hacer.
Por la mañana desayunamos con servicio al por mayor (no es que te pongan un desayuno copioso, sino que te atienden como si hubiera doscientos clientes en la barra) y despachados por un joven nada agradable (me malicio que preferiría estar del otro lado de la barra), en un establecimiento que está destinado a los trasnochadores que han disfrutado de la noche salmantina y reponen fuerzas antes de, suponemos, retirarse a sus aposentos.

En El Cubo del Vino
Sugerente nombre el de esta localidad zamorana. Hoy hemos acortado la etapa, pues recorrerla en su integridad suponía caminar 36 kilómetros a pleno sol. Somos peregrinos, pero no masoquistas y, si bien en primavera la habríamos cumplido en su totalidad, en pleno agosto no parece procedente. De modo que abreviamos unos 15 kilómetros.
En El Cubo andan de fiestas o de domingo y todo está lleno. Paramos en un restaurante muy anunciado, y preguntamos por la comida: hasta las 14 horas no sirven, y aun es la una y pico. Para hacer tiempo, pido dos cervezas. No me las pone la camarera. Espero paciente, y atiende a otros clientes. El peregrino debe resultarle poco distinguido. Pido a otro camarero: dos cañas. Supongo que a causa del ruido, entiende dos cervezas de esas que llevan limón incorporado, invento que jamás trasegaría, qué quieren que les diga. Cuando me las sirve, le digo que se ha equivocado, y él dice que es lo que he pedido. Inútil discutir, aunque las retira y, mal encarado, me pone las dos cañas. Las consumimos a galope, pago y nos vamos. Se quedan sin clientes para el comedor.

En Villanueva de Campeán
La Posada del Buen Camino
La comunidad de Castilla y León tiene registrada la marca "Posadas Reales", que distingue a establecimientos rurales que han de cumplir unas condiciones muy exigentes, para alcanzar el objetivo de ofrecer la excelencia en los alojamientos: entre otras muchas cosas, se requiere que el edificio sea de arquitectura tradicional y que esté óptimamente conservado, que el huésped pueda disfrutar de tranquilidad y sosiego, y un largo etcétera.
Nosotros hemos reservado habitación en La Posada del Buen Camino. Con diferencia, el establecimiento por el que más hemos pagado: 79 euros. Efectivamente, hay tranquilidad, la posada es muy bonita y las habitaciones son muy cómodas. Sin embargo, falla el servicio de lavado de ropa, que aunque está anunciado en la web del establecimiento, no nos puede garantizar la dueña, lo que nos produce alguna frustración. Qué le vamos a hacer. Tampoco disponen de servicio de restauración (en la web se anuncia por encargo, pero creo que deben de ser de oferta obligatoria la cena y el desayuno). Esto me importa menos, porque me malicio que el precio sería proporcional al de la habitación.
Pero, feliz hallazgo, tenemos a nuestra disposición a unos metros el bar Vía de la Plata, atendido, cómo no, por una familia. Comemos y cenamos fenomenalmente, y el servicio es estupendo. Además, hemos disfrutado de una escena propia de la España de siempre, algo que se ha perdido probablemente en pueblos más grandes: después de comer, los hombres del pueblo acuden al bar a jugar la partida. Algunos lo hacen con la vehemencia de quienes en ese inofensivo entretenimiento encuentran la desconexión de otras rutinas: elevan la voz, discuten... Y el peregrino disfruta con la escena, porque evoca de inmediato mocedades de casino de pueblo... 
A la hora de la cena reina la tranquilidad, sólo rota mínimamente por el fútbol, juegan el Madrid y el Barcelona: el partido provoca menor vehemencia que la partida. El hijo del dueño y, por la noche la esposa del tabernero, nos hablan del escándalo de los jugadores de cartas: que no nos preocupemos, que no pasa nada, pero que son así... Y los peregrinos le advierten que no nos han incomodado en absoluto, que, al contrario, son escenas que no nos son desconocidas.
En fin, nos retiramos temprano y, como el desayuno en la posada no lo sirven hasta después de las nueve, nos tomamos un café: la dueña nos ha dejado preparadas unas tazas y hay cafetera.

Y, por fin, Zamora
Una gozada comer en los restaurante de la Plaza Mayor, con la iglesia de San Juan a la vista. De noche, iluminada, es preciosa

En la última etapa de esta fase, nos alojamos en Zamora en un establecimiento de tres estrellas, el hotel Doña Urraca. Es moderno, cómodo y funcional, y el precio muy adecuado. Y está a no más de ocho o diez minutos andando del casco histórico.
Como ya les he contado, aprovechamos la tarde y la mañana siguiente para conocer la ciudad, de la que nos llevamos una grata imagen. El día de la llegada comemos en un establecimiento moderno, sin mayores pretensiones, cuyo nombre evoca al traidor Dolfos Bellido, hijo de Bellido Dolfos. Bien. Por la noche cenamos en la Plaza Mayor, frente a la iglesia de San Juan, con su estatua del Merlú. Muy agradable ambiente. Cenamos muy bien. No nos regatean en el vino, del que damos cuenta de una prudente frasca. Y a precio ajustado. Nos gusta tanto que la comida del día de la partida la hacemos en el mismo sitio: el bar-restaurante Zamora. Lo recomendamos.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Pausas en el camino (III)

Fuenterrobles de Salvatierra
Aquí paramos a comer en un típico bar de pueblo: el bar José, establecimiento familiar. Comida casera, de la misma que tomarían los propietarios ese día. Todo a buen precio. Además, nos sellan la credencial de peregrino.
Hay dos bares más en la misma calle del albergue. Nosotros, como les puse en una anterior entrada, pernoctamos en Guijuelo. Nos quedamos en el hotel Torres de esa localidad. Bien situado, económico, cómodo... pero dormimos mal por la escasa insonorización de la habitación: juerga de vecinos al lado.

San Pedro de Rozados
Tras una etapa larga, con momentos duros, y después de reponer fuerzas en mitad del camino, llegamos a San Pedro de Rozados. Hemos reservado, por teléfono, habitación en el hotel rural VII Carreras.

Vista parcial del patio
Las habitaciones están muy bien, aunque no funciona la televisión: la verdad es que ni falta que nos hace, es preferible una buena siesta para reponer las fuerzas consumidas en la etapa, tras 29,350 kilómetros recorridos, según marca el gepeese,  parte de ellos sin una sombra donde cobijarnos. Nos facilitan la habitación sin demoras, ya haremos el registro después, una vez descansemos. Se agradece. Nos lavan la ropa, algo que el peregrino sabe valorar: uno tiene que ir con la indumentaria justa (llevamos lo más básico y la mochila pasa algo de los 8 kilos) hay que ir lavándola donde se va pudiendo. Cenamos en el patio, se está fresquito: la cena, a muy buen precio, es abundante (soy forofo del gazpacho y, como si leyera mi pensamiento, la dueña nos ofrece repetir: lo hago regocijado), con buen vino y, sobre todo, nos deparan un trato caluroso. Cada vez me gustan más estos establecimientos familiares: en este, la dueña y su hija se esfuerzan en atendernos del mejor modo posible. Debo decirles que he tenido la suerte de alojarme en hoteles de todas las estrellas posibles, pero se agradece vivir unas horas en este tipo de hoteles: los lujos se suplen con comodidades básicas pero suficientes y, sobre todo, con cordialidad y trato personal.

Vista de un habitación. La nuestra es igual, quizá sea la misma, pero el televisor es de pantalla plana. Esta imagen la he obtenido de Internet, y puede que sea más antigua.
El momento del desayuno también es muy agradable. A las 7,30 ya está la propietaria preparándolo y nosotros dispuestos a dar buena cuenta del mismo y a salir rápidos camino de Salamanca. Pero la cosa se complica dichosamente: la señora nos ilustra sobre las dificultades que ha tenido para establecer su hotel, la poca atención que se prestaba antes a los peregrinos por las autoridades... Nos pregunta de dónde somos y al saber que venimos de Zafra nos habla de Salvador Castellano (q. e. p. d.), al que conoció, y nos confirma que forjó la cruz que corona el pico de la Dueña.
Después baja de su habitación otro peregrino, éste en bicicleta, que nos ilustra sobre alguna peculiaridad de su peregrinación y dificultades para sincronizarse cuando se viaja con otros: modo de conducir, etc. Muy interesante. Es un joven mexicano afincado en Valencia, que el año pasado hizo el camino en 10 días y este quiere hacerlo en menos. Marcha, buen camino.
En fin, queríamos salir temprano y nos han dado las 8.30. No pasa nada. La conversación (y el desayuno), han merecido la pena.
Recomiendo este establecimiento a los peregrinos que, como nosotros, no pernocte en albergues.

martes, 29 de agosto de 2017

Pausas en el camino (II)

Carcaboso, comunidad premiada
En Carcaboso
Tenemos habitación en el hostal Ciudad de Cáparra, bien situado, con aire acondicionado, trato amable, habitaciones cómodas y correctas. 
Hacemos en el comedor del hostal la comida y la cena. Tienen un buen menú del día y, por 11 euros, comemos y cenamos muy bien y con mantel y servilleta de tela. El peregrino tiene que reponer fuerzas y el vino Payva ayuda: la botella vuelve vacía. Muy amables los camareros. Establecimiento muy recomendable

Aldeanueva del Camino
Pernoctamos en la casa rural La Esencia. Es cómoda, está decorada con muy buen gusto. Hay huéspedes con niños ruidosos, que dan la tabarra en la siesta. La habitación tiene una terraza. Le pongo las vistas en la foto.
Vista desde la terraza de la habitación
Para comer y cenar recurrimos a un restaurante que nos han recomendado, y que cumple nuestras expectativas: Casa Sebas. Siempre lleno, ofrecen un menú apetitoso por 11 euros. Lo recomendamos.
Por la mañana no encontramos (quizá no buscamos lo suficiente) dónde desayunar a las siete. Pero pocos kilómetros más adelante hay un camping con gasolinera y restaurante, donde repusimos fuerzas adecuadamente para afrontar una etapa en subida hasta La Calzada de Béjar.

En Béjar
Aunque la etapa acaba en La Calzada, nos alojamos en Béjar, en el hostal La Otra Casa. La dueña es muy amable, nos atiende excelentemente, y además conoce Zafra y el hotel Huerta Honda. Habitación pequeña, pero muy cómoda. Nos agrada un detalle: en la habitación hay un recipiente eléctrico que sirve para calentar agua y preparar café, y unos dulces. Desayuno solucionado.
Cenamos en un restaurante junto al hostal. No lo reseño. No comimos mal, pero en la carta no aparecía el menú del día, que después observamos se ofreció a otro cliente. Esto nos costó unos euros más.

Aprovechamos para visitar Béjar, que nos pareció bonita, pero que presenta algunos signos de decadencia: muchos comercios cerrados en la calle comercial (la plaga no es sólo de Zafra); un taxista nos comenta el problema de la pérdida de peso del sector textil, antaño potentísimo en la ciudad. Merece la pena visitarla.

Palacio ducal de Béjar.