Después renegar del
feisbuc durante años, acabo de sucumbir a la modernidad y me he apuntado a ese superferolítico invento. El caso es que, tras haber conseguido, mal que bien, poner el marcha la cosa, leo con retraso el
ABC del jueves, donde entrevistan a mi admirado Vargas Llosa. Me alegro que el Nobel hispano-peruano admita que en sus últimas novelas ha escrito con más claridad, que "de joven, a veces tienes la idea, completamente falsa, de que la oscuridad es profundidad... ¡Mentira". Es cierto que algunas de sus novelas se hacen difíciles de leer.
Pero lo que me pone en guardia, hoy que soy
facebuquero, o facebuquista, o facebuqueador, o como rayos se diga, es lo que dice poco después: "Si la literatura desaparece y es reemplezada por esa especie de caricatura del lenguaje que vemos en las redes sociales, corremos el riesgo de llegar a un mundo de monos." ¡Uf! Habrá que esforzarse en escribir lo menos mal posible en el nuevo medio.
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