jueves, 30 de junio de 2011

Sorpresa

Siempre he defendido que los políticos deben percibir unos emolumentos razonables, acordes con su responsabilidad y con su dedicación, siempre atemperados al presupuesto  y no discordantes con la sociedad. Y, además, me he desgañitado diciendo que los sueldos deben pactarse entre partidos, sin dar pie a debates infructuosos: nada hay más desagradable que ver a los políticos hablando del dinero que ganan.
No fueron pocas las críticas que recibió el anterior alcalde, Manuel García Pizarro, ya desde los primeros momentos de su mandato, allá por 2003, por cuenta de su sueldo de alcalde. La demagogia se instaló con facilidad en el debate: que si debería ganar lo que en su oficio anterior (miserable aserto: por el mismo trabajo, unos deben ganar más que otros), que si patatín, que si patatán. En mi opinión, García Pizarro ganaba un suelo digno, dentro de los márgenes pactados en la Federación Extremeña de Municipios y Provincias entre los grandes partidos, y asumible por el Ayuntamiento. Además, hace un año, tras el recorte salarial a los funcionarios, los políticos con dedicación exclusiva en el Ayuntamiento también vieron minorados sus haberes, creo que en un seis o siete por ciento.
Me parece que hubiese sido perfectamente entendible que la actual alcaldesa hubiese mantenido los emolumentos de su predecesor. Es más, en su lugar, hubiese propuesto a la Corporación cobrar unos euros menos, cosa simbólica. Ergo, me parece muy desacertada la decisión aprobada por el Pleno el pasado martes, en virtud de la cual su salario bruto se incrementa, según publica la prensa, en unos 750 euros. Me explico:
1.- Aunque el salario líquido sea muy inferior al bruto, porque hay que aplicarle las deducciones legales, al Ayuntamiento le cuesta, realmente, el bruto. Si son 3.500, son 3.500.
2.- Es muy difícil buscar argumentos que apoyen esta subida. Podría pensarse que sus asesores le han indicado que tiene más valía que el anterior alcalde, y por eso tiene que cobrar más. En tal caso, bien le valdría desprenderse de asesores semejantes. La adulación conduce al desastre. Si, por el contrario, tal pensamiento fuese impuesto por la propia alcaldesa, me parece que empieza con mal pie, y sus asesores deberían hacer mutis por el foro por no haber conseguido una reorientación de la voluntad expresada en el pleno.
3.- Es posible que los argumentos expuestos en el punto anterior no sean válidos. Pero, ¿qué otra tesis es tan avalable como para atreverse a provocar un escándalo social de la naturaleza del que se está originando? Dicen, y es cierto, que el sueldo está dentro del segmento acordado en la FEMPEX. Muy bien. También lo estaba el de García Pizarro, contra el que tantos clamaron y ahora callan.
4.- La cuestión se llama, lisa y llanamente, sensibilidad. Por mucho que haya un acuerdo, es indefendible elevarse el sueldo un sólo céntimo cuando a los funcionarios municipales -como al resto de los trabajadores públicos- se les tiene reducido su sueldo desde el año pasado, y no sabemos hasta cuándo. Es indigerible por la sociedad esta noticia, cuando revolotean rumores de subida de intereses y de inestabilidad financiera; cuando el fantasma del paro no acaba de esfumarse; cuando hay millones de personas en cuyas casas no hay ningún ingreso estable. La discrecionalidad dentro de los márgenes debe estar ponderadísima por la prudencia.
Además, es suicida embarcarse en estas aventuras con una sociedad que considera a la "clase política" el tercer problema, y con un movimiento contestatario en contra de algunos pilares del sistema, al que se da alas.
4.- Se ha puesto en almoneda, sin necesidad, la credibilidad del nuevo equipo de gobierno y la del Partido Popular. La señora alcaldesa, en su discurso tras ser proclamada, habló literalmente de hacer "esfuerzos de austeridad" y, resaltó, "empezando por nosotros mismos". Ahora el Partido Popular tiene que soportar la ironía de gentes de izquierda. Me ha pasado a mí hoy mismo.
5.- Lo mejor que podría hacer la señora alcaldesa, en mi opinión, es convocar de inmediato un pleno extraordinario, en el que propusiera percibir una asignación algo menor que la del anterior alcalde. Rectificar es de sabios, aunque me malicio que el error ya es irreparable, en cuanto  a sus consecuencias: la carcoma del descrédito ha empezado a horadar con bastante ruido. En todo caso, una rectificación bien tomada y administrada, puede ser comprendida, aunque sea solo medianamente.

Lamentablemente, el ruido de las monedas se superpone estrepitosamente a los proyectos, a las ilusiones depositadas, a la esperanza de mejora de las condiciones de vida del pueblo. Cuando hayan de predicar en los plenos el recorte de gastos, la oposición atacará frontalmente y exhibirá la cuestión salarial. Con seguridad, de modo abusivo y demagógico, pero si no se hubiese dado pie nada de esto tendría por qué estar previéndose.

Debo confesar que me costó trabajo creerme esta noticia, que en primera instancia atribuí a un mero ataque político de la izquierda. Cuando la he visto confirmada me he llevado una muy desagradable sorpresa. Creo que este no es el camino. El Partido Popular ofrece valores e ideas plenamente aplicables, muy válidas para dar solución a tantos problemas como tenemos en España. Estas ideas siguen plenamente válidas, son perfectamente confiables. Un error local no tiene por qué invalidar las esperanzas que tantos vienen depositando en el PP. Por eso se hace precisa la urgente rectificación. Me parece que los concejales del grupo que apoya a la alcaldesa deberían asumir también ser parte activa en esa rectificación, cerrando filas con la alcaldesa ante una marcha atrás honrosa: no pasa nada por cantar la palinodia. Cuanto antes, mejor. Cuanto antes se ataje el malestar social que se está creando, antes se podrán dedicar a gobernar, cosa para la que los hemos puesto en sus cargos. Don Salvador de Madariaga proclamaba que "la derecha [...] por ser tan española como la izquierda, llevaba en la sangre el ceder a la tentación de confundir el poder con la arbitrariedad". Demuestren que la arbitrariedad está proscrita en la derecha actual. Un error lo puede cometer cualquiera, aunque a ciertas instancias hay que exigirles mayor cuidado. A tiempo están.

domingo, 19 de junio de 2011

Lógica decisión


Finalmente, los tres diputados de IU obrarán con lógica y permitirán el gobierno de la lista triunfadora en las elecciones autonómicas. El cambio será doblemente significativo: en primer lugar, porque lo que parecía imposible se hace realidad, tras casi tres décadas de gobiernos socialistas. En segundo término, porque se avecinan cuatro años de legislatura en los que estará por ver qué factura pasa Izquierda Unida.
Llevo algún tiempo insistiendo en que los partidos debían siempre permitir el gobierno de las listas más votadas, ejerciendo después la oposición que corresponda, mientras los gobiernos afinan su tino para lograr pactos. O, si esta filosofía no es posible -creo que, en realidad, a nadie le interesa- que al menos en sus manifiestos electorales expliquen con claridad qué harán tras el recuento de las urnas: si A obtiene más votos, lo apoyaré, o apoyaré a B, saque los que saque, o me abstendré, o... Eso también es transparencia y ayudaría a que la ciudadanía, que manifíesta su voluntad en las urnas, no ande mareada.
Espero que el nuevo Gobierno mejore Extremadura, consiga mejor calidad de vida para los ciudadanos, y sea ejemplar en los usos democráticos que viene anunciando. Y, por supuesto, que no ceda en lo que se refiere a proyectos, como el de la Refinería, que tanta falta hacen. Espero que este asunto no haya sido moneda de cambio.
Ea, que gobiernen con acierto por el bien de todos.