viernes, 28 de diciembre de 2007

Los tiempos cambian (XII). Elecciones a la vista

El 9 de marzo, a la vuelta de la esquina, tendremos otra vez elecciones generales. Volverán los mensajes, los eslóganes, la propaganda, los mítines, el bombardeo mediático...
Nada tiene que ver la propaganda electoral de hoy, con todo medido y tasado, con expertos en telegenia trabajando a tope e ingeniosos creativos dando forma a frases redondas que compendien lo que los políticos quieren transmitir en unas pocas palabras. Ideas fuerza que, desde luego, en poco se parecen a la publicidad un tanto primitiva que algunos exhibían en los albores de nuestra democracia.
Veamos, como ejemplo, el anuncio de Eduardo Ezquer, ex procurador en Cortes, que en 1979 se presentaba para el Senado. "Falangista", nos advierte, para que nadie se llame a engaño. Y, en seguida, una frase digna de entrar en el "Celtiberia Show", del añorado Carandell. No se lo pierdan.

Publicado en "Hoy", el 20-2-1979

jueves, 27 de diciembre de 2007

Los tiempos cambian (XI). Videoaficionados


Nada tienen que ver los modernos equipos domésticos de grabación con aquellas cámaras de super-8 o con la videocámara de la imagen (Cambio 16, 31-5-82) que exige que la modelo carge con el magnetoscopio al hombro.
Poco a poco han ido perfeccionándose y reduciendo su tamaño. La mía, que compré en 1991, y que me ha servido para recoger momentos familiares memorables, ya no necesitaba de nada al hombro, si bien era un tanto aparatosa. Ahora caben en la palma de la mano.
Está bien esto de conservar recuerdos en vídeo. Lo que pasa es que el abuso está ahí. Y ahora, con los dichosos teléfonos móviles y sus cámaras, no hay mequetrefe metido a paparazzo que no grabe alguna barrabasada para colgarla en Internet. Debe de ser esto alguna hijuela de esas exhibiciones televisivas y de papel couché en las que todo el mundo se desnuda sin pudor (metafórica y literalmente) ante pregoneros mediáticos sin escrúpulos y un público ahíto de pan y ansioso de circo.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Feliz Navidad


Feliz Navidad y próspero año 2008
Imagen: La adoración de los Magos. Brueghel el Viejo.

martes, 11 de diciembre de 2007

Adiós, Santa María

Me llevo una tremenda sorpresa cuando leo este mañana el ejemplar de "Hoy". En Cáceres están sustituyendo nombres de calles relacionadas con el franquismo. Ya sabía que andaban en ello, pero me maravillo de que la pobre de Santa María de la Cabeza, esposa de San Isidro, pase al almacén. No me la imagino como heroína de la Sección Femenina, ni mucho menos como esposa de un falangista, al que dos ángeles que en realidad son quintacolumnistas madrileños manejan el arado.
En fin, si quitan a Santa María, pronto deberá venir detrás San Isidro. Resignación. Si con semejantes estupideces son felices, allá ellos.
Nota: como seguramente alguien me pude recriminar que no conozca que la calle hace referencia al episodio de Andújar, donde entre 1937 y 1937, en el santuario de Santa María de la Cabeza, se produjo un asedio en el que murió el célebre capitán Cortés, etc., le diré que, en primer lugar, en la placa de la calle, según se aprecia en la fotografía de "Hoy", no figura tal referencia en ninguna parte, por lo que a estas alturas es hacer encaje de bolillos encontrar a qué se debe el nombre de la vía pública. Otrosí digo: que en ningún lugar de España se denominen calles, plazas o avenidas, con los perversos nombres de Madrid, o Teruel, o río Ebro, o Huesca (sustituto de la preterida Sta. María de la Cabeza de Cáceres), o Baleares, etcétera. En todos esos lugares los espisodios relacionados con la Guerra figuran en los libros de historia.

domingo, 9 de diciembre de 2007

El usted, bien enterrado

El niñato se aproxima con paso decidido a la mesa del funcionario. Lleva una gorra de esas que salen tanto en las películas americanas y que han debido de sustituir a la tan clásica y española boina y que, por supuesto, no quita de su cabeza, acaso por haber encontrado el definitivo y más acendrado uso de ésta en el sostener aquélla. Por supuesto, su indumentaria se completa con todos los requilorios necesarios y goza del modernísimo exceso de talla y del arrastre de pantalones. En fin, no levanta el zagal dos palmos del suelo, ya sabemos que con esto de la LOGSE en los institutos se topa uno lo mismo con un tiarrón de veinticinco años que con una criatura de doce. Pero bueno, lo que le falta de estatura le sobra en desparpajo. Con desenvoltura se dirige al funcionario.
- Que me des un papel que diga que estudio aquí.
El susodicho funcionario, ya en el ecuador de los cuarenta y los cincuenta, con casi tantos años de servicio como canas, no consigue acostumbrarse a tanta frescura.
- Niño, tú…
No tiene tiempo de continuar su frase. El chaval lo interrumpe sin contemplaciones:
- A mí no me digas niño.
- Vale. A ver, menor de edad, ¿cuántas veces has comido conmigo?

Algo falla en los esquemas del niñato. En los textos de la LOGSE no ha leído esa expresión, o si la ha leído, como es lógico, no le ha prestado atención, qué tontería. Tampoco la ha escuchado en las telenovelas.
- ¿Eh?
- Que si no te ha enseñado nadie que a las personas mayores se les trata de usted.
- ¡Buá! Bueno, usted, que si mi vas a dar el papel que te he pedido.

Como, por desgracia para el género humano, el Santo Job hace siglos que nos abandonó y difícilmente puede aleccionar a nadie en el difícil arte de la paciencia, el individuo que hace unos segundos estaba bien sentado sobre su sillón funcionarial, ahora experimenta una especie de incontrolable levitación. La ira lo ciega, lo agita, lo convulsiona, lo demuda, lo transporta hacia una especie de estado de shock, acaso perceptible en sus ojos, abiertos como platos, algo así como los almendrados de las exquisitas imágenes de las miniaturas medievales, pero sin el encanto de aquellas, claro. El mecanismo del furor, en perfecta sinergia con el devenir de las ondas cerebrales, en una especie de aura, evoca en las mientes del antes pacífico servidor público un documental por el que la National Geographic pagaría gustosa. Aparecen en una primera escena, en perfecta procesión, algunos cientos de dominicos exquisitamente tonsurados, al frente de los cuales avanza, como mayestático, un tal Torquemada, quien señala alternativamente, con su índice nervudo, los flancos de la formación, donde perfectamente alineados, y seguro que bien engrasados, unos infernales aparatos esperan su pronto uso.

No tarda en aparecer por el horizonte una legión de maestros trajeados provistos de palmetas y varas de olivo, expertos en el arte del sopapo y del capón. Detrás de ellos, miríadas de padres que no cesan de preguntar: “¿qué dice el maestro que has hecho?”, mientras se emplean con impar destreza y falta de misericordia en administrar coscorrones y mitras.

Cuando ya el documental y el semblante del funcionario van tomando expresión sádica, aparece por la lejanía un agitado Ortega y Gasset, mesándose los cabellos. “No es esto, no es esto”, clama una y otra vez. Inmediatamente, cambia el plano, y en un ambiento edulcorado y florido, una cohorte de respetabilísimos pedagogos con trenca entonan una salmodia o melopea: “no, no, que se traumatizan”. En la escena final, dirigiéndose a la cámara con paso pesado, un tanto cabizbajo y como resignado, es don Dámaso Alonso quien se hace protagonista. En sus manos lleva unas cuartillas: es su célebre artículo “la muerte del usted”. FIN.

El documental ha causado su efecto enervante. La levitación cesa. Las venas del cuello del trabajador vuelven a su grosor normal, sus pupilas cesan en el empeño de echar fuego, las pulsaciones se remansan.

- Tome el papel, caro alumno, no se detenga mucho, no vaya a perder tiempo de su segmento de ocio. Disfrútelo y no estudie mucho después, que cansa. Adiós. O, si lo prefiere, hasta lueguito, como se dice ahora.

Fuese el alumno, no hubo nada.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Hoy, no sólo se la juega Venezuela

La consulta de hoy en Venezuela no sólo afecta al país caribeño. Es cosa de todos, porque lo que decidirán en un marco de falta de transparencia y libertad real, es ir o no ir hacia un sistema caduco en el que un líder experto en bravatas se perpetuaría en un régimen insostenible.
La estabilidad de la zona ya viene sufriendo con Chávez, y más aún puede hacerlo si el sí triunfa hoy. El petróleo, que debería servir para el desarrollo de los pueblos, ha devenido en arma para la revolución. La dialéctica zafia, para enardecer masas.
Reproduzco a continuación un artículo que Amadeo de Argángary publicó en su blog hace dos años, referido al caudillo venezolano.

Cuando la política se convierte en una innoble variante de una función circense, nada bueno se avecina. Los espectáculos continuos del caudillo Chávez I de Venezuela hacían intuir que está hecho de una pasta que ya conocemos de sobra: no hay más que mirar en dirección a Cuba, donde Fidel Castro inspira el mayor afecto hacia el déspota venezolano. Y viceversa, Dios los cría, y ellos se juntan.

El líder venezolano se ha empeñado en convertir al país caribeño al despotismo ilustrado, en versión social-populista: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Esto es ya cosa antigua, y el siglo XVIII queda lejos. ¿O no? De momento, sin el pueblo y sin sus representantes, porque en Venezuela se han celebrado unas elecciones sin oposición, hecho insólito que debería avergonzar a cualquiera que rija los destinos de un país. Porque un sistema en el que nada más que hay representantes del partido del gobierno, es un engendro propio de dictaduras.

Evidentemente, para Chávez sus opositores no son sino vasallos del imperialismo yanki, según él se expresa utilizando ese añejo lenguaje radical-izquierdista tan pasado de moda y que en Europa sólo emplean cuatro gatos tristes y azules. Contra los USA se vive mejor, y de paso justifica uno todo lo que quiera hacer dentro de casa amparándose en la defensa frente a los imperialistas que todo lo quieren corromper. Él necesita otro tipo de sistema, sin oposición, sin control de los “vendidos a Bush”, para llevar adelante su extravagante invento de república bolivariana.

Ha dicho que los partidos políticos tradicionales han muerto. Veremos qué tipo de partidos se saca de la manga, que no conozcamos ya. Por cierto, Chávez se apoya en el Movimiento V República. ¿Les suena eso de Movimiento? Figúrense cómo puede acabar el asunto: un líder sin escrúpulos y sin oposición, gobernando como le venga en gana, y pudiendo utilizar el petróleo venezolano como señuelo para extender su revolución bolivariana al resto de países del área, desestabilizando a una región de por sí poco estable. Por supuesto, cuenta en esta aventura con la comprensión y la simpatía de otro líder iluminado, nuestro impar Zapatero, y con el general Bono, vendedor de aviones y navíos sin parangón.

Qué quieren que les diga. A mí esto de la Revolución Bolivariana me huele a chamusquina. En primer lugar, porque todo lo que sea revolucionario en el ámbito político, y ya convenientemente superadas las revoluciones americana y francesa, de las que extraemos la fértil savia de sus declaraciones de derechos, me pone los pelos de punta. Después, por la personalidad de su líder. Y, por si fuera poco, porque estoy convencido de que éste conoce el discurso que Bolívar pronunció el 25 de mayo de 1826, con ocasión de un debate sobre la Constitución de Bolivia. Decía que un presidente vitalicio, con derecho a elegir sucesor, "es la inspiración más sublime en el orden republicano". ¡Toma ya! Bonito concepto de república. ¿Será el mismo en el que creen los españoles que tanto exaltan la bandera tricolor y simpatizan sin límites con los dictadores de ambas orillas del Caribe?

(Publicado el 5-12-2005)