lunes, 23 de mayo de 2011

Vuelco electoral. Sea enhorabuena.

El PP ha hecho historia en Zafra, igualando los mejores resultados obtenidos en la democracia: los de Luna, en 1979, y los de Macías en 1991. Tiene ahora por delante una delicada tarea: gestionar el Ayuntamiento con la mira puesta en eliminar toda clase de trabas, para que se pueda generar empleo. Será momento, también, de analizar con detalle qué se puede y qué no se puede hacer. La austeridad genéricamente comprometida debe concretarse.

Por lo demás, la victoria en la mayoría de las Comunidades donde ayer se celebraron elecciones supone la constatación de que hay un auténtico deseo de cambio, y de que este debe venir de la mano de la participación democrática, no de utopías que no se sabe de dónde vienen ni adonde van.
Sea enhorabuena, señores candidatos. Ahora, tras la lógica alegría y después del aluvión de felicitaciones y emociones, viene el día a día. Los asuntos de los ciudadanos no requieren demora. A las cosas, pues.

domingo, 8 de mayo de 2011

Fuego amigo

Ayer, sábado, estuve en Ponferrada, para recibir el premio Hontanar de Narrativa Breve 2011, por la novela corta "Fuego amigo", recién editada. Dice la editorial -perdonen que me haga propaganda, qué le vamos a hacer- que se trata de un relato "ágil, poderoso, de narrativa absorbente, que se lee con expectación hasta la última línea". Les transcribo la sinopsis de la novela:

" Don Julio Tarifa vive en un pueblo agrícola de la provincia de Badajoz, en el que, pese a ser uno de los terratenientes más destacados, no ha tenido nunca particulares dificultades. Todo se complica tras la sublevación de mediados de julio del 36: sus rutinas vitales se desmoronan, sus compañeros de casino han huido o están, probablemente, presos. Él sabe que debe también abandonar el pueblo, pero sólo se decido cuando un humilde camarero del Casino, Ojedita, lo convence para que aproveche un viaje de su primo ropavejero y se refugie en casa de la hermana viuda que el labrador tiene en Badajoz.
Allí logra llegar tras un penoso viaje y, encerrado en la casa de Juanita, su hermana, ve pasar los días y los acontecimientos. A medida que avanza agosto, las tropas nacionales "los suyos", se acercan a Badajoz, donde don Julio espera anhelante la liberación..."
En la semana que entra se pondrá a disposición del lector interesado. Se intentará que esté en algunas librerías. Si lo prefieren, también pueden adquirir un ejemplar solicitándomelo por correo electrónico: juancfernandez01@gmail.com. Son 10 euros, más gastos de envío si el pedido es de fuera de Zafra.
Espero les guste.
En la imagen, el autor junto a la editora en la caseta que Ediciones Hontanar instaló en la Feria del Libro de Ponferrada, donde el primero firmó ejemplares de "Fuego amigo".

lunes, 2 de mayo de 2011

¡Anda, anda, de extrema derecha, el tío!

No gana uno para sustos. Ahora resulta que alguno “de los míos”, pregona por ahí que un servidor es de extrema derecha. Así, como suena. Y el camandulero se queda tan fresco.
Claro, no hay duda. Tengo que ser de extrema derecha. Por eso apoyo el sistema constitucional español, sus derechos y garantías, la Monarquía, la Transición como superación del desgarro del siglo XX en España. Por eso soy de los “rajoystas”. Por eso, porque soy de una clarísima extrema derecha, presido una asociación que trae a dar conferencias a personalidades de todo tipo, todas moderadas, entre ellas un director de diario del grupo PRISA y un ex secretario general de un sindicato. Por ese mismo motivo, en el boletín de esa Asociación han escrito el presidente Zapatero, Trinidad Jiménez, Manuel Marín, Paco Macías, Alejando Nogales… También gente de la derecha moderada. Ningún extremista, oiga.
Por mi clara adscripción ultraderechista, presento un programa de televisión en el que todos los contertulios vestimos camisa azul y cantamos el Cara al sol, ¿verdad?
Por mi tendencia ultramontana milito (por el momento) en un partido con cuya ideología y postulados coincido al cien por ciento. O mejor, al noventa y nueve, no exageremos, con independencia de simpatías o antipatías personales.
Por rebasar por estribor a los moderados, tengo una larga colección de artículos publicados en los que defiendo la democracia y critico los usos del franquismo. Por eso mismo acaban de premiarme por un texto en el que en los protagonistas tienen un imperioso deseo de normalidad y convivencia.
En fin, no sigo. Bonita consigna para justificar lo injustificable la que alguno hace correr.
Recomiendo a tan agudo observador político que, antes de fijarse en mí, mire a su alrededor. O tal vez dentro de sí mismo. A lo mejor se encuentra alguna sorpresa.
Ande, genio, recuerde lo que decía Anatole France: una tontería se puede repetir cuantas veces se quiera, y sigue siendo una tontería. Y deje de caer en la tentación de seguir a Goebbels, cuando anunciaba que una mentira convenientemente repetida se convierte en una verdad.
No, señor, no. Ya lo ve. No soy de la derechona, de la extrema derecha. Antes al contrario, abogo por el entendimiento entre ciudadanos. No tengo remilgos en alternar, charlar, estar o contrastar ideas con los de izquierdas. Claro, seguro que por esto último, alguno me tilda de filosocialista. Allá películas, el pedigrí democrático de cada cual se demuestra con las obras. Para mí, ni los de izquierdas son mis enemigos, aunque los critique y deplore sus acciones de gobierno, ni rindo pleitesía a los de derechas. Es decir, a los que ocupan el lugar político con el que me identifico.
En fin, sugiero a quienes me tildan de extremófilo que se olviden de mí y se dediquen a buscar votos, si su deseo es hacer campaña electoral. Ponderen sus ofertas y fijen su atención en los adversarios, que son quienes están en otras candidaturas. En ese noble esfuerzo sublimarán sus afanes políticos. Y vayan al oculista, hombre, para que puedan ver por sí mismos, no a través de los cristales esmerilados que les colocan. No olviden, hagan el favor, que yo no me presento a nada, ni a nadie debo explicaciones sobre si voy o vengo, estoy o me ausento. Y nadie me va a dar lecciones de nada. Que les quede esto muy clarito, oigan.
Y que conste que escribo esto aquí no para justificarme, que no me hace falta, y la gente no es ciega. Es porque me repugna tanta mamarrachada. Adiós.