viernes, 23 de octubre de 2009

Consulta popular


La convocatoria de consultas populares está muy restringida, no en vano la democracia parlamentaria es, en esencia, representativa y en contadas ocasiones se recurre a consultar al pueblo directamente sobre asuntos puntuales, que suelen subsumirse en los programas electorales de los partidos políticos.

En el caso de la que se ha planteado en Zafra acerca del modelo de consorcio pretendido para la Feria, veo no pocas dificultades de todo orden, que intentaré desglosar brevemente aquí. Todo ello bajo la filosofía que ya expresé en un artículo anterior sobre este asunto. Vamos allá:


1º.- El trámite político-administrativo es harto engorroso. Recorrer el camino del pleno, alimentar el expediente con informes de las administraciones autonómica y estatal, traspasar el despacho del Ministerio de la Presidencia y llegar, por fin, al Consejo de Ministros, es un peregrinaje que, seamos sinceros, en el caso que nos ocupa es inverosímil.


2º.- Supuesto que este iter se perfecciona, queda una cuestión de enjundia: ¿entenderá el elector, no versado en la cuestión, qué es lo que se le plantea? Me malicio que preguntar si se está a favor o en contra de un consorcio es tan simple como enredoso. Simple, porque el problema se encomienda a un sí o a un no. Enredoso, porque explicar la cosa desde las distintas instancias políticas complicará la cuestión hasta el infinito, máxime cuando, con certeza, lo que funcionarán no serán argumentos sino consignas. Me malicio, finalmente, una gran abstención.


3º.- Hay un doble coste: el económico, puesto que una consulta electoral no es precisamente barata, y el de oportunidad. Quizá éste último no se haya valorado suficientemente. Y cuando hablo de oportunidad no lo hago en el sentido político, sino en el que manejan los economistas. Si se pondera qué se dejará de atender para dar espacio a la consulta, seguramente se colija que quedarán al pairo cuestiones muy importantes.


4º.- No es preciso, en mi opinión, argumentar que el Gobierno local se opone, que creo que se opondrá, para hacer patente el desinterés del mismo en la solución del problema. En este sentido, creo que la convocatoria de una consulta de la naturaleza que se pretende es un ejercicio político un tanto rocambolesco. Quizá hubiese caminos más sencillos.


5º.- Si se viene pretendiendo que en las nuevas estructuras que se proponen para la Feria no queden sin presencia sectores muy afines a la misma, como las asociaciones ganaderas, no es congruente plantear ahora una consulta popular, en la que se deja todo al albur de una manifestación ciudadana a la que aquéllos sectores quedarán totalmente ajenos. En mi opinión, sería más efectivo exigir que la Entidad Ferial se pronunciase y no trasladar el peso de una cuestión que tiene mucho de estratégica y de técnica a una consulta que, por añadidura, puede provocar gran desazón entre los profesionales, que seguramente opinen que de lo que se trata es de sustanciar un episodio de rifirrafe entre políticos. Todo esto nos lleva, además, a recordar que la Feria no es sólo de Zafra. Si esto no se entiende, toda otra reflexión huelga.


En fin, hago votos por el entendimiento entre los dos partidos locales. Esta cuestión lo merece. Llevo días poniendo un ejemplo: si una casa tiene goteras, o no funciona la calefacción, o las paredes están mohosas, quizá baste con reparar el tejado, poner una nueva caldera o pintar de nuevo. Si optamos por tirar la casa entera, además con la oposición de uno de los vecinos, el lío está servido. Siéntense, hablen, escuchen, no tengan prisa. La ocasión merece recordar a San Agustín: "Hay que hacer cosas útiles, más que cosas admirables".

domingo, 18 de octubre de 2009

Erratas y trastrueques

Alfonso Ussía recopiló, en un número especial que editó ABC con motivo de su centenario, una jocosa colección de erratas de prensa, buena parte de ellas hilarantes hasta el llanto.
La errata, inevitable y puñetera, es el sino de todo aficionado a la pluma. Un servidor ha sido víctima de algunos trastrueques, que no sé si considerar erratas o intento de alguno de corregir lo incorregible, con el resultado de jeringar lo que se quiere poner sobre el papel.
Algún ejemplo: en un artículo sobre la política y los políticos me refiero a la sensación de déjà vu que algunos experimentan. De inmediato me cambian la expresión gala (aunque de uso ya general) por dejadez. La frase pierde todo su sentido y el corrector queda satisfecho puesto que piensa -otra explicación no cabe- que me ha librado de grande ridículo al corregir una infame errata.
En otra ocasión intento transcribir la castiza exclamación de los madrileños que saludaban a Fernando VII: ¡vivan las caenas!, así me lo ensañaron en el colegio y así lo he leído infinidad de veces. El avezado corrector me saca de la incorrección y muy ortodoxamente me transcribe vivan las cadenas.
Me sustituyen también al alimón por a la limón. Y lo último, mutan vivisecciona por disecciona. Claro, el vocablo viviseccionar no aparece en el DRAE. Sí, en cambio, en el María Moliner, y supongo que estará al uso diario de los médicos o biólogos. Su significado no es otro que diseccionar a un organismo vivo. Exactamente eso es lo que quería expresar con el uso de vivisecciona. Quería resaltar la cualidad de ser vivo de aquello a lo que me refería.
En fin, son cosas que pasan. Felizmente, por otra parte, seguro que de más de un palabro nos habrán librado los transcriptores. Sean unas por las otras, amén.

viernes, 16 de octubre de 2009

Congreso Nacional de Centros de Iniciativas Turísticas

Este fin de semana celebramos en Zafra el I Congreso Nacional de Centros de Iniciativas Turísticas, que se dedicará a los caminos jacobeos, muy especialmente a la Vía de la Plata.
La organización ha tenido la deferencia de invitarme a participar con una ponencia que titulo "El CIT de Zafra y el afán jacobeo", y a moderar un par de mesas redondas. Me esforzaré para estar a la altura de los brillantísimos ponentes que acuden al congreso.
Creo que por la significación cultural del tema que se aborda quizá a algunos de ustedes les apetezca estar presentes. Si así lo desean, las sesiones tendrán lugar en el Pabellón Central del recinto ferial, a partir de las 10 de mañana sábado.

domingo, 11 de octubre de 2009

¡Feliz día!

La simpatía que siempre he sentido por la Guardia Civil se incrementó más que notablemente durante mis años de concejal. Siempre intenté que la colaboración entre la Policía Local y el benémérito cuerpo fuese fluida, y creo que bastantes cosas se consiguieron.
Hoy tengo el honor de contar con buenos amigos guardias civiles, a los que deseo que tengan un feliz día de su Patrona. Es día de fiesta, y bien se merecen nuestros parabienes.
Y, por supuesto, ya saben: en el día de la Fiesta Nacional, ¡Viva España! ¡Viva el Rey!

viernes, 9 de octubre de 2009

¡Vaya jornada de sorpresas!


¡Ay, ay, ay, qué jornada llevamos, vivan los otoños calientes!

Primer sobresalto: un destacado sindicalista madrileño se permite mandar al Gobernador del Banco de España, conocido por MAFO, a su puñetera casa por no obedecer al Gobierno, que para eso lo ha nombrado. Anda, anda, el caserón de la calle de Alcalá también al servicio del masca de turno, en primer tiempo de saludo y chitón. ¿Será también de aplicación esta doctrina al Tribunal de Cuentas, a la fiscalía (bueno, esto ya ni se discute), y a tantos órganos del Estado? Sea anatema y porte coroza.

Segundo: el atrabiliario presidente del Barcelona se dedica a insultar al presidente de la Junta de Extremadura, Fernández Vara, porque le ha disgustado un artículo que éste ha publicado. Nada más y nada menos que 10 veces le ha llamado imbécil. Se cree aquél individuo que por ser el presidente de un gran club de fútbol puede desbarrar como le venga en gana. Ea, pues no. Como me consta que el presidente extremeño es una buena persona y buen cristiano (sólo le falla el ser del PSOE), no me lo imagino despotricando. Lo hago yo por él: ea, maleducado de Laporta, váyase a tomar por donde pican las abejas, amén. Y si me telefonea a mí, al primer imbécil que me suelte le recitaré una buena retahíla. ¡Prrrfff! Con coroza y en burro.

Tercero: No me caben más moratones en el brazo, a fuerza de pellizcarme para creérmelo. Sí señor, Obama es el flaman premio Nobel de este año. De la Paz, ni más ni menos. Hasta a él mismo y a su Gabinete de la Casa Blanca le han costado creérselo. Pues fíjense a un servidor: cuando me resigné a la verdad, me costó Dios y ayuda reconocer que Leire Pajín no estaba en el jurado. En fin, dice el galardonado que este premio es "un llamamiento a la acción". Bueno, por esa regla de tres, que le den el de Economía a Zapatero. Indulgencia plenaria, y en lo último no me hagan ni caso.

domingo, 4 de octubre de 2009

¿Un consorcio para la Feria de Zafra?


Bajan revueltas las aguas en la Feria de Zafra (no confundir con las fiestas), por cuenta de la pretensión de reconvertir su órgano de gestión en un consorcio participado por el Ayuntamiento, las dos diputaciones extremeñas y la Junta de Extremadura. La polémica, que ya ha saltado a la calle sin suficientes explicaciones por ninguna de las partes, sume en la perplejidad a muchos ciudadanos que simplemente optan por dejarse guiar por los postulados de los partidos con los que simpatizan, que se limitan a un análisis somero más enfocado a objetivos inmediatos que a la búsqueda de un consenso imprescindible.
En efecto, la propia naturaleza de la Feria ha exigido siempre una altitud de miras que la situase más allá de la lucha política. Esto se ha quebrado, tanto en el fondo como en las formas. La precipitación y los malos modos amenazan con pervertir el debate de fondo. Se precipita el Gobierno local (aunque ya anunciara su intención de promover un consorcio hace un año) cuando, sin conseguir el consenso imprescindible, eleva al Pleno una propuesta de trabajo sobre un modelo de estatutos. El proceso, en mi opinión, es justamente el contrario: trabajo en comisión, acuerdo y, por fin, aprobación. Yerra la oposición cuando vocea urbi et orbi contra el consorcio, sin haber conseguido forzar los debates precisos en aras de la unanimidad de criterio.
El problema de fondo es que –con independencia de coyunturas políticas y personales– hay que estudiar cuál es el futuro de la Feria en un marco cada vez más cambiante. Para ello hubiera sido deseable que la propia Entidad Ferial, hoy cuestionada a pesar de las alabanzas a su buena gestión, que suenan más bien a obituario, hubiera promovido una exhaustiva prospección por especialistas, quienes deberían dar cuenta de por dónde van los tiros: perspectivas del mercado ganadero, repercusión de otras ferias en el peso específico de la de Zafra o, dicho en román paladino, competencia de aquéllas; cuál es la justa dimensión de los certámenes, cómo avanzar hacia la profesionalización sin dejar de lado la popularidad de las muestras, estructuras financieras, colaboración institucional, nuevas fórmulas de gestión y administración, proyección externa, imagen y mercadotecnia, presencia seria y con contenidos solventes en la Red, cómo conseguir sinergias entre lo ganadero y lo comercial, etcétera.
Se ha dejado de lado el tan necesario análisis y se va directamente hacia un consorcio. Ignoro por qué motivos se opta por ésta fórmula jurídica que, por lo demás, es tan buena o tan mala como pueda ser otra cualquiera, aunque técnicamente creo que es impecable, toda vez que se trata de una agrupación de entidades con intereses comunes (al menos sobre el papel) para prestar un servicio público. También ignoro por qué motivo no pudiera seguir funcionando, mutatis mutandis, la Entidad Ferial. En todo caso, la propuesta que hay sobre la mesa es la de consorciar la gestión. Sobre ésta fórmula se critica la escasa representación propuesta para el Ayuntamiento de Zafra. Diré que esto no me preocupa demasiado. En la actual Entidad Ferial hay miembros de muy diversa procedencia, que en una votación ganarían sin problema a los representantes municipales, sin que eso signifique que la Corporación no tiene peso específico. Es más, y por comparar, me fijo en el Consejo Rector del Consorcio Ciudad Monumental de Mérida, en el que la presidencia ni siquiera corresponde al alcalde, sino a la consejera de Cultura, siendo el regidor uno de los cuatro vicepresidentes, y la representación de otras instituciones supera con creces a la municipal. Las viejas piedras, los admirados monumentos, siguen en su sitio, continúan las excavaciones y el turismo afluye.
Aunque no conozco más detalles del proyecto de estatutos, donde veo más problemas de calado es en la preterición de una presencia fundamental: las asociaciones ganaderas y empresariales no pueden faltar sin que se pierda el sentido primigenio de la Feria, y deben estar presentes desde el mismo inicio, sin que sirva de excusa la posibilidad de incorporarse a posteriori.
En cualquier caso, una cosa es fundamental: evitar convertir a la Feria en objeto de un rifirrafe político del que no se obtendrán votos y que sólo acarreará problemas. Es exigible a nuestros representantes que se sienten a dialogar durante el tiempo que sea preciso hasta que se llegue a una solución pacíficamente admisible. Sería realmente bochornoso que se aprobara una entidad de gestión en la que la parte corporativa no estuviese respaldada por la unidad de objetivos entre gobierno y oposición. No es menester tanta prisa, puesto que se da la sensación de que haya una mano que mueve hilos; ni tanto desaire, hay otras cuestiones en la que se puede hincar el diente político.
La Feria, de la que se dice que es uno de los principales escaparates de Zafra, no es sólo de Zafra. Es de todos los extremeños, que durante siglos la han engrandecido y tomado como referencia. Razón de más para que, desde aquí, los esfuerzos se redoblen para corresponder a la fe que en los certámenes se deposita por propios y foráneos. Nobleza obliga, no lo olviden.

sábado, 3 de octubre de 2009

¿Consorcio?


Hace un año me publicaron -aunque mutilado- en "Hoy" un artículo que me permito reproducir aquí. El tema es de actualidad, y creo que merece la pena reflexionar algo sobre tan trascendente cuestión. En breve, y en otra entrada en el blog, actualizaré mi opinión. El artículo se titulaba "La Feria de Zafra y la complicidad institucional". Ahí lo llevan.


La Feria Internacional Ganadera de Zafra, escaparate acreditado de una ciudad que, como bien dice José María Lama, vive del ingenio de sus gentes, es un auténtico quebradero de cabeza para quienes tienen responsabilidades en su organización. Pequeños detalles pueden desbaratar el trabajo de meses y echar por tierra la imagen del evento. Cosa grave, no olvidemos que las apariencias bien administradas dicen mucho a favor de las administraciones.

Con todo, existen otros enjundiosos problemas de fondo, de filosofía, estructurales y de gestión que han de ser abordados por quienes corresponda. Leo sobre la pretensión del alcalde –no sé si también de la Corporación– de constituir un consorcio para la administración de los certámenes, supongo que en sustitución de la Entidad Ferial, órgano de una efectividad discutible quizá por falta de desarrollo de las posibilidades que sus estatutos brindan. No cabe duda, sea como sea, que superada con creces la dimensión local de la Feria Internacional Ganadera, otras administraciones tienen mucho que decir, eso sí, manteniendo la adecuada relevancia municipal. La colaboración entre administraciones públicas ha de lograrse sobre el respeto institucional y la sintonía (no tiene por qué ser ideológica) en cuanto a los objetivos para los cuales se diseñan los modos de gestión.

Tenemos un ejemplo de colaboración que me atrevo a calificar, hasta donde conozco, de ejemplar. Me refiero al plan de emergencias que, para la feria, pusimos en marcha en 2000. Conscientes de la imposibilidad de que el Ayuntamiento y la Entidad Ferial, por sí solos, dispusieran de medios para garantizar la seguridad de las personas durante el desarrollo de la feria y las fiestas, conseguimos sentar en la misma mesa a las administraciones central y autonómica (de distinto signo político), a la Diputación Provincial y a la Corporación local (también con polaridades cambiadas). En esa mesa discutíamos sobre los problemas y, lo que es más importante, buscábamos soluciones. Miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad, la sanidad pública y Cruz Roja, bomberos y Protección Civil, la sanidad veterinaria y los técnicos municipales, trabajaron con dedicación e ilusión ante el reto que se planteaba.

Se consiguió que todo funcionara porque allí íbamos a hablar de lo realmente importante y, permítanme la expresión, se nos daban una higa los pronunciamientos ideológicos de cada cual, porque en buena lógica en nada debían de afectar a los trabajos que teníamos por delante. Los frutos están ahí: el servicio 112, que recibió su más eficaz impulso con su presencia en la feria; el puesto médico avanzado, dotado tanto por Insalud como por el Servicio Extremeño de Salud; dotaciones de refuerzo de los servicios públicos esenciales; un centro de coordinación en el que todos se integraban…

Después de cuatro años en los que dirigí el Plan por delegación del alcalde, tengo como principal satisfacción (evidentemente, detrás de los logros conseguidos) que el esfuerzo continúe, creo que con los mismos moldes que se establecieron en su día. Para esto, insisto, fue preciso que todos habláramos el mismo lenguaje, que no es otro que el de los intereses generales. Es posible. Animo, por tanto, a los responsables políticos actuales, a que cuando se pongan manos a la obra tengan esto muy presente.