jueves, 1 de noviembre de 2007

De visitas oportunas y de comentarios soeces

Me alegra especialmente que SS. MM. visiten próximamente Ceuta y Melilla, ciudades españolísimas que, cosas de la Geografía y de la Historia, están en el norte de África. Creo que es realmente afortunado que ambos pueblos se vean arropados por la primera magistratura del país. Marruecos, como era de esperar, protesta. Allá ellos. El Rey de España puede visitar cualquier parte del territorio nacional cuando le venga en gana, siempre dentro del marco de sus funciones constitucionales, y no hay que dar más explicaciones. La diplomacia española debe advertir tajantemente al reino alauita que el status quo es el que es, bonito pleonasmo, y santas pascuas.

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Llevo tiempo intentando no prestar atención a los dislates de don José Blanco, secretario de Organización, según creo, del PSOE. No he tenido ganas de dedicarle unas líneas. Pero hoy me ha resultado especialmente denigrante el que haya comparecido ante la prensa parafraseando expresiones judiciales para situar al PP al mismo nivel de los delincuentes. Se ha pasado varios pueblos. Ha errado en el análisis, ha sido soez y ha demostrado que para él todo vale. Y por añadidura para quien lo sostiene. De pena.



Si el PP ha dicho por boca de su presidente que no se ha descubierto quiénes son los autores intelectuales de los abominables hechos del 11-M, hay que recordar que el PSOE no ha cejado en establecer relaciones de causa-efecto con la presencia española en Iraq. Ya está bien. La justicia se ha pronunciado, las víctimas necesitan respeto y no deben volver a repetirse bochornosas situaciones: nunca más jornadas de reflexión con pásalos antidemocráticos. Nunca más políticos buscando rédito mientras yacen desmembrados decenas de compatriotas. No nos merecemos una democracia de sobresaltos. Precisamos del aburrimiento de las sociedades avanzadas, en las que los políticos enredan lo menos posible mientras la sociedad civil, pujante, autónoma, fuerte, vive en libertad.

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