domingo, 26 de noviembre de 2006

El obelisco


Unos ciudadanos de Zafra propugnan la desaparición del obelisco erigido en memoria del comandante Castejón, militar del ejército franquista que tomó Zafra en el treinta y seis. Para ellos, es obvio, este símbolo viene tachado por una nota de infamia y significa represión y muerte. Por eso quieren que se lo lleven a un lugar donde sólo lo vean quienes quieran. Me parece que habrá pocos que miren a esas piedras con añoranza y admiración. Pero bueno, el dolor merece respeto y comprensión y, sobre todo, que nadie pueda sacar tajada de él. Me refiero, evidentemente, a políticos sin escrúpulos que pudieran verse tentados de utilizar la cuestión de la memoria histórica para arrimar ascuas a su sardina.

Me reafirmo en que estos familiares de represaliados merecen todo el respeto. No creo que sea necesario insistir en ello. Pero no soy partidario de movilizar dinero y esfuerzos para suprimir un obelisco que ha permanecido en pie no sólo durante los años del franquismo, sino también durante la Transición, los gobiernos socialistas y populares y bajo el mandato de alcaldes de Zafra de todo signo.

Hay una anécdota que quizá no muchos conozcan: gobernando en Zafra el Partido Popular, hace cinco o seis años, alguien quitó las placas metálicas que conmemoraban u homenajeaban a Castejón (inscripciones que, por cierto, jamás he leído. Es más, creo que no había reparado en ellas). Los espontáneos que las quitaron fueron sorprendidos in fraganti. No pasó nada. Con seguridad que si lo hubieran pedido las hubiésemos retirado, sin necesidad de nocturnidades. El caso es que en algún sitio dormirán el sueño, no de los justos, sino de los olvidados.

Creo que una solución adecuada para esta cuestión sería que se colocaran unas nuevas inscripciones, en reconocimiento a todos los que han sido víctimas del delirio del fanatismo. En ese todos deben caber por igual azules y rojos del 36. Pero también las víctimas del terrorismo. Nada mejor que aquello que se hizo con afán unilateral sirva para dar cobijo a la memoria de tantos, cualesquiera que sean sus ideas. El color de la sangre de todos es el mismo. El valor de la vida humana es el mismo.

Así lo plantearé, si tengo ocasión, en el Ayuntamiento. Y aprovecharé para insistir en que la zona donde está el obelisco tiene un problema gravísimo: el tráfico.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad: el tráfico es más preocupante.

Anónimo dijo...

Yo soy franquista y quiero que todo siga cdomo antes que yo era alguien con el regimen no como ahora qye nada mas que mandan los rojo

Anónimo dijo...

Francamente en Zafra hay otros muchos problemas a los que ud. y otros como ud. podrían dedicarse a resolver, y por cierto con el tráfico ud. hizo mas bien poco salvo poner unas vayas en la travesia que más que otra cosa eran un peligro.