viernes, 22 de junio de 2007

Los tiempos cambian (III)


¡Ay, la tentación de matar al mensajero! Las máquinas del Faro de Vigo, precintadas por críticas a la gestión económica del alcalde. Menos mal que en los tiempos que corren la censura es sólo un triste recuerdo, aunque no faltan nostálgicos de esa institución, ¿verdad?
Un servidor conoce a algunos de esos, que gustan de la censura para los demás y de manga ancha para ellos. Afortunadamente, por mucho ruido que metan, son pocos. Los residuos totalitarios, mientrás más lejos, mejor.
Fotografía, periódico HOY. 23-1-68.

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