sábado, 3 de febrero de 2018

Británicos y españoles


Estos días se ha formado un cierto berenjenal por cuenta de un artículo publicado en la Gran Bretaña, en el que los españoles no quedamos en buen lugar. En ABC han respondido con otro, y hasta creo que el embajador de Su Graciosa Majestad ha terciado en el asunto. ¡Bah! Tópicos y enredos. Por mi parte, me limito a traerles una anécdota que da cuenta de que estamos condenados a entendernos, a pesar de los pesares.
En 1965 hubo algunos incidentes por cuenta del contrabando de tabaco con Gibraltar y, es de suponer, algún encrespamiento habría con los llanitos y con los británicos en general. Pero había que tener en cuenta, y bien lo decía el Ministerio de Información y Turismo, que estos eran "uno de nuestros mejores proveedores en el mundo turístico". El 5 de marzo, el director general de Empresas y Actividades Turísticas, León Herrera y Esteban (que años después llegó a ser ministro del ramo), dispuso: "Hay que poner en juego la máxima amabilidad -incluso sugiriendo ventajas económicas para las empresas de alojamiento- y discreción para [...] dejar bien patente que la aplicación práctica de unos criterios de política exterior a un problema perfectamente localizado, es totalmente independiente de la sana y tradicional relación existente entre nuestro país y Gran Bretaña, en términos de tráfico de turismo y humano".
(De mi libro "Notas para una historia del turismo en Zafra", 2013).
Fotografía: Instituto de Estudios Turísticos.

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