jueves, 31 de mayo de 2012

569.400

Me preguntan hoy en la tertulia de la radio sobre el porqué del fracaso de las campañas de concienciación antitabaco. Y contesto que porque el fumar es un placer, lo que pasa es que mata. Pero como también es un vicio y engancha, la gente mira para otro lado cuando en las cajetillas insertan imágenes desagradables o lemas disuasorios. Y, además, tiene algo de "cultural": ¿recuerdan los anuncios del cowboy de Marlboro? El padre prefecto, en San José, nos advertía contra eso de que fumar era cosa de hombres: también lo hacían bastantes mujeres. Y me parece que ahora son muchísimas más.
Creo que el dejar de fumar sólo es posible si uno se lo plantea rigurosamente, al margen de campañas y consejos, que me malicio funcionan poco. Un servidor dejó el tabaco hace 26 años. Fue de la noche a la mañana: me ordené no fumar, punto.
Para ilustrar la cosa, se me ha ocurrido hacer unas cuentas sencillas. Fíjense, fumaba tres cajetillas de Ducados diarias cuando abandoné, en buena hora, el vicio. Vean:

26 años x 365 días x 3 cajetillas = 28.470 cajetillas
28.470 cajetillas x 20 cigarrillos = 569.400 cigarrillos.
Si fumar un cigarrillo ocupa cinco minutos, tenemos que:
569.400 cigarrillos x 5 minutos: 2.847.000 minutos, es decir, 47.450 horas, o bien 1.977 días, es decir ¡5,4 años sin parar de echar humo, sin comer, sin dormir... sólo fumar!
Y, si se atreven, traduzcan a euros: 28.470 cajetillas. Pongamos un precio medio en estos 26 años de 1,5 euros= 42.705 euros.

Dicho esto, creo que -sin que sirva de precedente- debo alabar al anterior Gobierno, cuando prohibió el consumo de tabaco en lugares públicos. Eso sí, metiendo la pata y haciendo gastar inútilmente un dinero a los hosteleros, con los vaivenes conocidos: zonas reservadas, mamparas, separaciones, etc, que después no sirvieron para nada.

Ea, dejen de fumar, ya verán cómo se alegran.

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