sábado, 1 de noviembre de 2008

El perro de Sikes

Me gusta Dickens. He disfrutado con la lectura de algunas de sus novelas, en las que encuentro personajes admirables. Incluso en Historia de dos Ciudades, o en Oliver Twist, donde en ambientes despiadados no faltan protagonistas cargados de humanidad y, por qué no, de caridad cristiana.
Empero, no pierde Dickens ocasión de hacer acopio de ironía y soltar algún puyazo. Así, en la segunda novela citada, hay un pasaje curioso. Uno de los hampones habla del perro repugnante de Sikes socio de correrías de Fagin, del que asegura que está hecho un perfecto cristiano.
No tarda en aclarar el autor que:
Aquello pretendía ser únicamente un tributo a los talentos del animal, pero era acertada observación en otro sentido [...], pues hay muchas buenas señoras y caballeros que se proclaman perfectos cristianos, entre los cuales y el perro del Sr. Sikes existen sólidos y extraordinarios elementos de semejanza.
Supongo que Dickens aprovecha para arremeter contra aquellos dizque cristianos que desoyen sistemáticamente el principal mandamiento de Cristo, amaos los unos a los otros, y olvidan su doctrina: no juzgues y no serás juzgado y otras nobilísimas recomendaciones, mientras golpean sus pechos para cumplir el trámite, mea culpa, mea culpa, cayendo en la terrible hipocresía que el mismo Jesucristo abomina. Personajes que abundan en las novelas, pero que no faltan en las calles. Algunos conozco, portadores de descomunal viga en el ojo. A ver si hay suerte y se les atraganta. O alguien les paga con la misma moneda, que aprendan.

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