lunes, 2 de marzo de 2009

¿Qué dicen las urnas?

No les ocultaré que ayer viví un domingo cuasi feliz. El viaje del Atlético de Madrid al Barcelona (no por atlético, sino por madridista) y el triunfo de Feijóo me extasían. Sólo me falta, para la felicidad completa, que en el País Vasco las cosas salgan como tienen que salir. Es decir, según mi opinión, desalojando al estúpido nacionalismo del poder para dar oportunidad a un nuevo clima de convivencia. O lo que es lo mismo, para trabajar en pro de la libertad. Cosa que no es moco de pavo.
Supuesto esto, mi opinión es la siguiente:
1º.- El candidato socialista debe presidir el Gobierno vasco.
2º.- El candidato popular debe formar parte del Gobierno Vasco, con el rango apropiado.
3º.- Ambos partidos, y si se tercia el de Rosa Díez, deben ocupar con cierta proporcionalidad las consejerías que se determinen.
4º.- Si el PSOE hace cuentas y determina que en Madrid o en Cataluña, o en el quintísimo pino, les puede perjudicar arroparse con el PP en las Vascongadas, flaco favor hacen a la democracia.
5º.- Si el PP hace cuentas y prefiere no implicarse en el gobierno vasco, en aras de no sé qué estrategia, mete la pata hasta el corvejón. Ergo, también flaco favor a la democracia.
6º.- La tendencia de los partidos a meter la pata es innegable. Hasta el gorro estamos de escuchar protestas porque en las elecciones a veces no gobierna la lista más votada, cuando los conmilitores de los que tanto se quejan incurren en soberanas incongruencias. Todo vale para gobernar. En plata: en un mismo partido se puede estar protestando porque no les dejan gobernar, cuando cuarenta kilómetros más allá están favoreciendo, a la inversa, lo mismo.
7º.- En el caso del País Vasco todo sería más fácil si se hubiera hablado menos, en este sentido, en anteriores ocasiones. Pero allí las circunstancias son especiales. Se juega, ni más ni menos, que la libertad de dos millones de vascos. O, quizá, la de algunos menos, la de los amenazados. Los otros, sin duda, campan por sus fueros con tranquilidad e, incluso, con impunidad.
8º.- Si el PSOE permite que el PNV vuelva a gobernar en esas tierras, me parece que la traición a las esperanzas de tantos es incuestionable.
9º.- Si le ofrecieran al PP integrarse en el Gobierno vasco, y los responsables populares se negaran, me ofendería sobremanera.
10º.- Cualquier pasteleo me parece nauseabundo.
11º.- Los pasteleos, con todo mi respeto, pueden tener lugar en otras regiones. En el País Vasco sería impresentable.
12º.- Si por gobernar con el PP en el País Vasco el PSOE tiene problemas en el Congreso, que hable Zapatero con Rajoy, que seguro que todo tiene arreglo. En todo caso, opino que lo mejor para España es que Zapatero pase a la oposición lo antes posible.
13º.- Enváinenesela los que apostaban por los cordones sanitarios contra el PP.
14º.- Quien deje pasar esta oportunidad merece pasar a la Historia como necio de toda necedad.
15º.- Hay momentos en los que los intereses partidarios deben hundirse frente a los nacionales.
16º.- Estoy a la espera de conocer los argumentos de aquéllos que habían cogido la pala para cavar la tumba política de Rajoy. Galicia les falló. A ver qué viene ahora.

Ea, eso es todo. Y que cada palo aguante su vela.

1 comentario:

Pepe Santana dijo...

Sr. Fernández, quiero hacer un comentario a su artículo ¿Qué dicen las urnas? Me gusta la sinceridad con la que usted ha expuesto sus puntos de vista, lejos de la retórica hueca de los políticos de turno. Decirle que estoy de acuerdo con usted en todos los puntos que ha expuesto salvo quizás en el 12, por aquello de que el Sr. Zapatero pase a la oposición, no por lo otro. Y le digo esto porque no creo que sea aún momento para confiar en el PP; antes, en mi modesta opinión, deberían ustedes deshacerse de la extrema derecha y poner un poco de orden en determinados temas; quizás con el refuerzo que ha obtenido el Sr. Rajoy tras el triunfo en las elecciones gallegas, la cosa empiece a ser posible. España necesita de una oposición a la que no se tema como alternativa de poder, que no asuste. Saludos.