martes, 4 de marzo de 2008

¿Ver, oír y callar?

No es mi costumbre contestar a los comentarios que algunos lectores se molestan en hacer en este blog. Del mismo modo que un servidor opina, quien lee puede discrepar. Pero ayer han escrito uno en mi entrada del domingo que me sorprende. Recuerden que en ella me refería al deseo del PSOE de imponer modificaciones en el uso del género masculino. El anónimo y enfadado comunicante me dice lo siguiente:
Qué pena reflejar tanta incultura, tanta falta de respeto, se nota que usted mama de Pérez Reverte. Informése antes de escribir y reflejar cuán rídiculo es. Más que nada porque es político y debiera tener un poco de cultura, no voy a molestarme en explicarle nada sobre género, usted no lo merece.

En fin, yo que no mamo de nadie, aunque leo a muchos, reconozco que me gusta regulín regulán Pérez-Reverte, del que he leído bastante, y del que destaco sobre todo su novela La piel del tambor, me siento turbado tras el comentario anónimo. Oh inculto de mí, que no merezco explicación alguna sobre género. No sé si se refiere el comunicante al gramatical, del que yo hablaba, ese que nos enseñaron que podía ser masculino, femenino o neutro, y que en el sustantivo tiene la particularidad de poder ser hasta epiceno. O a esa otra acepción sociológica tan en boga.
En todo caso, no es a mí a quien tene que explicarme nada, que a lo mejor no lo entiendo. Dígaselo, si es tan amable, a los cuatro doctores en Filología, todos ellos de la Real Academia Española, en los que me he inspirado para mi entrada del domingo (Véase ABC del 28 de febrero). A saber, don Gregorio Salvador, quien afirma que lo pretendido por el gobierno es un puro disparate y que el español no es asunto del Gobierno, sino de 22 países y academias. Don Valentín García Yebra: parece que el Gobierno se considera superior en todo, también en el uso lingüístico. Don Manuel Seco: ningún gobierno tiene derecho a imponer determinadas reglas, ni siquiera en los ámbitos dedicados al idioma. Y, por último, don Francisco Rodríguez Adrados: demasiados problemas tenemos ya en nuestra vida para que, encima, tengamos que aprender otra lengua por simple capricho de ínfimas minorías mal informadas. Respeten por lo menos la lengua y déjennos vivir.
Claro está, me malicio que el problema no es de discrepancia lingüística. Creo que lo que le duele al lector mencionado es que se critique al Gobierno, sea por lo que sea. Pero eso, claro, no lo va a poder remediar aunque los que critiquemos sólo seamos, en su opinión, unos incultos como el que escribe. Ya sabemos que la derecha es inculta. Lo dicen muy bien las consignas de las que a lo mejor mama el anónimo discrepante. Pero seguiré manifestándome como me venga en gana. Y si considera que soy ignorante o ridículo, pues qué le vamos a hacer. Seguro que encuentra otras lecturas que le llenen más que mis reflexiones. No lo dude, oiga, disfrute de ellas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me siento encantada con su respuesta, por lo menos ha reflejado mi comentario. ¿Parece que le ha molestado? Y claro lo más fácil es pensar que si no estoy de acuerdo con sus “reflexiones” es porque soy de izquierdas..., ¡qué simpleza! La incultura y la falta de formación es fácil de solucionar, no se preocupe, sólo tiene que empezar a leer y a reciclarse, sobre todo porque es un hombre con aspiraciones políticas, y cuando se hace política se hace para mujeres y hombres, no se olvide que somos más del 50% de la población.

Me habla usted sobre la RAE, para mí las reglas de la RAE, con todo el respeto para cuantos la integran y la han integrado, las han hecho sólo hombres, y por lo tanto no nos sirven a las mujeres, porque no hemos participado en su formulación (3 mujeres y 38 hombres conforman hoy día la RAE). La historia sólo la han escrito ellos y, por eso, es una historia incompleta, se olvidaron de la mitad de la población, como antes le comenté; el poder ha sido masculino y hemos peleado, y peleamos, por cambiarlo. A las mujeres hace tan sólo 75 años no se nos reconocía ni siquiera la condición de ciudadanas, y conquistar el derecho de voto costó mucho tiempo y esfuerzo a muchas mujeres en todo el mundo, en concreto en España imagino que sabrá cuándo y cómo lo conseguimos (sino es así ya le iré informando). Cuando todos los varones pudieron votar se afirmó que se había conseguido el sufragio universal, sin añadir que esa “universalidad” era sólo para la mitad de la población, mientras la otra quedaba privada de su ejercicio… y así suma y sigue.

Para que se vaya informando y obteniendo alguna información, así como formación, le paso a comentar algunas indicaciones de la UNESCO:


“El párrafo 1 del artículo 1 de la Constitución de la UNESCO menciona entre los propósitos y funciones de la Organización los de «asegurar el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales (. . .) sin distinción de raza, idioma o religión.. . ».

La Resolución 14.1, aprobada por la Conferencia General en su 24a. reunión, invita al Director General, en el apartado 1) del párrafo 2): «a adoptar, en la redacción de todos los documentos de trabajo de la Organización, una política encaminada a evitar, en la medida de lo posible, el empleo de términos que se refieren explícita o implícitamente a un solo sexo, salvo si se trata de medidas positivas en favor de la mujer ».

Por su parte, la Resolución 109, aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en su 25a. reunión, invita al Director General, en el párrafo 3 de la parte dispositiva, a: «b) seguir elaborando directrices sobre el empleo de un vocabulario que se refiera explícitamente a la mujer, y promover su utilización en los Estados Miembros ; y c) velar por el respeto de esas directrices en todas las comunicaciones, publicaciones y documentos de la Organización ».

Entretanto, los servicios de traducción de la Oficina de Conferencias, Lenguas y Documentos (COL), en asociación con la Coordinadora de las Actividades relativas a la Condición de la Mujer, prepararon un folleto con pautas o recomendaciones para la utilización de un lenguaje no sexista en la UNESCO, Pour un langage non-seniste/Guidelines on non-se& lmguage, que, para empezar, se aplican únicamente al francés y el ingles. Teniendo en cuenta la favorable acogida que dicho folleto ha tenido en la UNESCO y fuera de la UNESCO, la Oficina de Conferencias, Lenguas y Documentos (COL) ha estimado que sería útil y oportuno formular pautas o recomendaciones semejantes para las demás lenguas oficiales de la Organización, empezando por el español.

El número de hispanohablantes asciende hoy en el mundo a cerca de 300 millones.

Conviene señalar que, pese a la extraordinaria diversidad del idioma hablado según los países, el idioma escrito es uno.

Por la unidad y pureza del idioma escrito velan las academias de la lengua: la Real Academia Española y las correspondientes academias de los países hispanohablantes.

La labor que éstas realizan es fundamental y necesaria para evitar la desagregación del idioma, pero también tiene sus aspectos retardatarios: el purismo a ultranza, y la consiguiente cautela con que actúan, las lleva a rechazar o a tardar en aprobar términos o expresiones sancionados ya desde hace tiempo por el uso hablado, o incluso escrito, de la lengua. Muestra de ello es la lentitud con que la R.A. acuerda aprobar e incluir en el Diccionario de la Real Academia Española (designado de ahora en adelante D.R.A.E.) los nombres femeninos que: indican profesión, oficio o cargo”.

Y si aún le queda ganas de seguir informándose, consulte este artículo:

http://www.ucm.es/info/especulo/cajetin/leygener.html

Espero que también este comentario informativo lo refleje en su blog y demuestre que tiene talante, que no “talanta”, porque imagino que descubrirá que en esto no consiste el lenguaje no sexista. Un poco de respeto por favor.