domingo, 19 de agosto de 2007

Gobierno de España: ¿Cuestión de imagen?

Hace días que viene apareciendo en la prensa la cuestión del concurso para el diseño de un logotipo que represente al Gobierno de España. Leo en El País de hoy la última referencia a este asunto. La periodista cita que “el Gobierno ha iniciado el rescate de una palabra en disputa: España”. Añade que “El Gobierno inicia, sin ruido, su pugna por esos símbolos”.

Así queda recogido en el periódico pro-gubernamental el hecho de que Rodríguez Zapatero se ha percatado de que tiene unas elecciones a la vuelta de la esquina y que hay infinidad de personas, incluyendo a sus votantes, discrepantes con políticas ya practicadas, que dejan bien maltrecha no la imagen, sino la esencia de España, o estepaís, si así lo prefieren.

Digo yo que lo que el Gobierno tiene que rescatar no es la palabra España, sino el mismo concepto de España, su incardinación constitucional y su realidad secular. Mejor es que olviden aquel invento del federalismo asimétrico y se hagan conscientes del daño que han hecho al puentear la Constitución con el Estatuto de Cataluña (aún nos queda por ver en qué queda la cosa en el Tribunal Constitucional). También que recapaciten sobre la afrenta que ha supuesto la negociación con ETA: discutir sobre Navarra o sobre inventados derechos de autodeterminación es ir contra “la palabra en disputa: España”, o mejor, contra España como nación. Claro está, el concepto de nación española no está muy claro en el caso de Rodríguez Zapatero, al que veo más afín a tesis plurinacionales.

Respecto de los símbolos, bueno sería que se empezara por cumplir la ley y se obligara a las administraciones públicas a que la bandera nacional (nacional de España, porque España es una nación) ocupara el lugar que le corresponde en tantos sitios en los que, por no molestar, se permite que esa imagen que ahora se quiere reforzar se vaya difuminando poco a poco, y con ella el mismo sentido de españolidad, hasta que llegue el día en que muera por inanición. Y que usen los de izquierdas los símbolos de España, su bandera, su escudo, su himno, sin complejos. Que son de todos, y todos pueden hacerlos suyos con el debido respeto. Quien no los luce con orgullo es porque no quiere. O porque prefiere hacer alarde de la bandera tricolor de la II República (la de la I siguió siendo roja y amarilla) y exhibirla por doquier. Bien, que lo hagan si quieren: pero están en la misma situación de alegalidad que quienes usan la bandera con el águila de San Juan. Salvando la siguiente diferencia: la segunda tiene los colores que la Constitución determina, y fue legal hasta 1981 ó 1982, no recuerdo, cuando se cambió el escudo. Yo prefiero la actual, ciertamente. Pero si hubiera seguido la antigua me hubiera dado lo mismo, porque no por ello tendría para mí significación franquista alguna. Si el pueblo soberano la hubiera reconocido como tal, ni franquismos ni narices.

En fin, que el Gobierno quiere gastar algo de dinero para hacer notorio cierto giro. Bueno, pues que lo gaste. Pero ya estaban usando desde hace algunos meses el escudo de España, por el que no hay que pagar nada, y el texto “Gobierno de España”, a su lado, sin necesidad de más zarandajas. Y, encima, resulta que el modelo que escogen es primo hermano del logotipo alemán. Resignación. Si esto sirve para que Rodríguez Zapatero, el Gobierno y el PSOE cambien de actitud y de tesis, bienvenido sea. El tiempo nos dirá.

Nota: la imagen que ilustra esta entrada está obtenida del Ministerio para las Administraciones Públicas.

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