lunes, 25 de febrero de 2013

Aprendan de Quevedo, por ejemplo...

Aprendan de Quevedo, por ejemplo...
Hay majaderos que se creen muy graciosos porque hilvanan ripios ofensivos, amparados en el anonimato, y otros aún más majaderos que les ríen las gracias. Ahora pululan por la Red estos aficionados al libelo de mal gusto, y con no poca frecuencia me llegan chascarrillos en los que la ortografía ocupa un lugar secundario y el buen gusto desaparece por completo, de la mano del ingenio, que ni está ni se le espera (¡Ay, don Sabino, a quien Dios tenga en su gloria, qué buena aportación dejó usted al lenguaje!) en esos presuntos versos.
Estos soeces y mequetrefes malgastan su tiempo en arremeter contra la familia real, desde el primero al último de sus miembros, sin reparar en vulgaridades.
Para corregir su incuria, deberían de tomar algunos ejemplos. Lean, lean, las Coplas del Provincial o las de Mingo Revulgo. Tienen bastante más enjundia, hombre. O sigan a Quevedo, que algo aprenderán. O vayan a Cádiz por carnavales. O vayan al mismísimo tártaro. Simples.

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