viernes, 3 de agosto de 2012

El BCE y la Yenka

Yo no sé ustedes, pero un servidor ignoraba qué cosas eran la prima de riesgo y todas esas virguerías económicas que ahora nos convierten en expertos de salón y que, al que esto escribe, le aburren ya hasta la náusea. Particularmente me enferma el son de la Yenka del Banco Central Europeo, que tan pronto hace bailar a la prima rebosante de alegría, como la sume en la depresión porque nadie le ofrece salir a la pista... Me estomaga tanto sí pero no, tanto mucho te quiero, perrito, pero pan poquito.
En fin, el Gobierno, para disgusto de todos, pero porque no queda otra, nos sube los impuestos, nos aprieta las clavijas, intenta imponer la disciplina fiscal (fundamental, nos guste o no) contra viento, marea, y autonosuyas. Muchos ciudadanos sufrimos la situación y asuminos, muy a nuestro pesar, los sacrificios como un esfuerzo patriótico (sí, patriótico, no pasa nada). Me parece que nuestros vecinos europeos, sobre todos los que vivien en los pisos de arriba, deberían  pensar que si a falta de harina todo se vuelve mohína, la llantina, el pataleo y la penuria de los pisos de abajo les acabará afectando a ellos. Además, cuando los allegados están en dificultades habrá que echar una mano, digo yo, sobre todo si después de reñirles por manirrotos están cuadrando las cuentas.
En fin, estoy convencido de que saldremos de esta, no nos quedará otra. Pero todo será más fácil si la señora Merkel, el señor Draghi y demás compañeros mártires se bailan un agarrao y se dejan de tanto izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un, dos, tres. Qué quieren que les diga.

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