viernes, 23 de mayo de 2008

¿Pásalo?

Si Dios no lo remedia, hoy se manifestarán en la puerta de la sede central del PP algunos de sus militantes, en apoyo de María San Gil. Yo conozco bien qué es eso de unos afiliados vociferando (aunque sea de alegría) en la puerta de una sede frente a otros, también compañeros de partido. Es de lo más desagradable y, si se me permite, miserable.
Por si no tuviésemos bastante con el PSOE como convocante de manifestaciones en la puerta de nuestra sede, ahora algunos del propio PP se ponen manos a la obra.
Por mi parte, sigo sin saber por qué se va de la dirección regional María San Gil. Sigo viendo amagos, sin que nadie se decida a presentarse frente a Rajoy. Ignoro por qué Esperanza Aguirre dice que algo funciona muy mal en la dirección nacional del partido, cuando ella es, desde antes incluso de las elecciones, una de las principales responsables del follón que se ha formado: si quiere liderar el PP, que dé el paso al frente, y se deje de zarandajas con la ideología, el liberalismo y lo que se le vaya ocurriendo. Gobierna Madrid infinitamente mejor que conduce su legítima ambición política.
Al final parece que se trata de desgastar a Rajoy, cerrar en falso el congreso de junio, y en 2011
volver a la carga.
Como un servidor no cree que haya ningún cambio ideológico en el Partido Popular, no entiende a qué obedece esa desconfianza que se viene generando entre algunos. A lo mejor es que soy iluso y no escucho la COPE.
Hace meses, Rodolfo Martín Villa, en Zafra, invitado por el Foro Zafrense, afirmó que la UCD se disolvió como lo hace una empresa que ya ha cumplido su objeto social. Espero que el congreso de junio en Valencia no tenga nada que ver con el de los centristas en Palma en 1981. La Transición ya pasó; ahora se necesita a un PP fuerte frente a un PSOE cuyo Gobierno lleva un par de meses metiendo la pata, como es su vocación, con toda tranquilidad porque la oposición está en otras guerras.
Sigo diciendo que Rajoy es, hoy por hoy, la mejor opción, aunque sin duda ha cometido errores. Que lo que se necesita es planificar estrategias que permitan que millón y pico de ciudadanos confíen en el PP y lo voten, y no tienen por qué ser precisamente nacionalistas. Modificar estrategias y tácticas no tiene nada que ver con abandonar la ideología, sino con usar el sentido común. Porque por esa regla de tres, Alianza Popular no hubiera devenido nunca en el Partido Popular, y éste jamás hubiera gobernado. Por la misma, el cambio desde el Movimiento a la democracia no hubiera sido posible.
Estoy, como militante de base, hasta el gorro de doctrinarios, dicho con todo el respeto y con el reconocimiento de los méritos de quien los tenga. Pero así no vamos a ninguna parte. Y, desde luego, los del pásalo no tienen perdón de Dios. Digo yo.

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