lunes, 4 de diciembre de 2006

El reloj atrasado

Siempre he pensado que la capacidad del nacionalismo para dar la tabarra es ilimitada; hasta tal punto que ya desborda todo lo imaginable, y nosotros, que creíamos haberlo vista todo, no dejamos de ir de sorpresa en sorpresa. Ahora resulta que en Galicia quieren atrasar la hora. Digan lo que digan, argumenten cuanto tengan por conveniente, no hay otra explicación: de cualquier modo hay que separarse de todo lo que huela a español; aunque compartamos huso horario con otros países occidentales, la hora de España no es buena.

Eso, atrasemos los relojes para que no llegue la hora de España, la de la unión, que siempre se dijo que hacía la fuerza, la del sentido común plasmado en una Constitución que servía hasta que Zapatero la puso en acoso y derribo. Sí señor, vayamos con otro reloj, que eso de España, ya sabemos, es sólo cosa de fachas.

En fin, que atrasen el reloj, si así son felices. Por mí como si quieren poner la hora de Pernambuco. Que sigan retrocediendo en el tiempo. Con un poco de suerte nos veremos en nuestras primigenias tribus y allí encontraremos la Arcadia perdida, todos bien segregaditos. Ni juntos ni revueltos. ¿Hay quien dé más?

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