Se acabó el espíritu de la banca Telson
Calma, no hablaré de la crisis aunque el título de la entrada de hoy pudiera sugerirlo. La banca a la que me refiero es la de Historia de dos ciudades, de Dickens, que viene hoy de nuevo a inspirarme.
¿Por qué me refiero a esa casa novelesca del XVIII? Porque, como dice el autor de la novela, cuando en la casa londinense de Telson admitían a un empleado joven lo escondían en alguna parte hasta que se hacía viejo.
Hogaño, tiempos de paidocracia, cosa que tanto obsesiona a Martín Ferrand, la tendencia es la contraria. Mejor el viejo (no rebases los cuarenta, que la liaste) encerrado. Pse, pse... Ni lo uno ni lo otro, ¿no?
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